Holanda en el Caribe (1)

Tomando formaDel poeta de la isla San Martín, Lana M. Sekou Cuídense de nuestro disfrazDe generación perdidaVestidos con las ropasDe juventud de nuestros padresModas de NaftalinaComo…

Tomando forma
Del poeta de la isla San Martín, Lana M. Sekou

Cuídense de nuestro disfraz
De generación perdida
Vestidos con las ropas
De juventud de nuestros padres
Modas de Naftalina
Como conservando acciones pasadas
Nosotras la generación
En uniforme de faena
De la pasada guerra
Cuídense de nuestro disfraz
Huérfanos pretenciosos
Que demandan amor
Detrás de sonrisas de George Washington
Nosotros la generación
Que esconde las nalgas en jean de diseño exclusivo
Y aplasta su forma africana
En baratas imitaciones europeas
Nosotros la generación
A la que el enemigo considera atrapada al fin
Gracias mi Dios todo blanco
Los he atrapado al fin.

El Caribe está marcado por su historia de colores, en la eterna tensión impuesta por los europeos que llegaron a conquistar, a infligir ataques a España, el imperio que por accidente se había convertido en dueño de los mares y tierras del grupo de islas e islote colocados en el corazón de América. Llegaron, se apoderaron de una tierra y se convirtieron en plantadores y dueños de esclavos. De este proceso nacieron nuevas expresiones culturales. En esa mezcla de indios, africanos, blancos esclavistas, blancos pobres, sirios… en fin de todas partes.

Europa llegó para imponerse y para quedarse. Llegaron en el siglo XV los españoles primero, después los ingleses, franceses, y luego los holandeses. El Caribe holandés es sin lugar a dudas el menos conocido, pero jugó un papel importante en el proceso de europeización en el período colonial, pero sobre todo en la implantación del sistema de plantaciones. Como afirma la profesora Ana Crespo Solana en el ensayo “Holanda en el Caribe desde la perspectiva comparada. Aportación al debate sobre los modelos de expansión en los siglos XVII y XVIII”:

La expansión holandesa en el mundo atlántico ilustra una historia que se muestra paralela a la presencia de otras naciones mercantilistas y expansionistas. Aportó un importante grano de arena en la configuración del mundo atlántico, pero no fue del todo una excepción desde el punto de vista compasivo, con las formas de conquista, colonización, creación de espacios y sociedades, desarrollo de sistemas económicos, así como con el resto de los procesos de configuración impulsado por la llegada de otras naciones. [1]
Holanda no tuvo, no tiene, la importancia en el Caribe como Inglaterra o Francia. Sin embargo, a juicio de la profesora este imperio europeo supo imponerse sin desarrollar la rivalidad. Afirma que se proyectaron diversos ensayos de colonización demográfica que no tuvieron éxito. Pero sí desarrollaron una importante red de contrabando y comercio organizado que burlaban la preeminencia inglesa y francesa. Holanda logró aprovecharse económicamente, a pesar de no contar con tantos territorios como sus rivales:

Uno de los capítulos más importantes de esta presencia tiene, no obstante, un marcado cariz capitalista y economicista ya que redes de mercaderes holandeses, muchos de ellos de origen judío serfardí, asentados en Amsterdam, propiciaron el desarrollo de las economías de plantación con el incremento de las intervenciones financieras, lo que daría lugar a la materialización de lo que fue la economía de plantación… Este modelo sería conocido en el marco de la economía política del Caribe como el de las sugar island, y fue un modelo que impuso un sistema económico común en la mayor parte de las Antillas, especialmente de las no hispánicas, y cuyo impacto en la configuración social y económica de dichas islas ha perdurado en el tiempo sobreviviendo incluso a la abolición de la esclavitud. [2]

Así pues, según esta investigadora, el modelo de plantación, creado por Holanda, fue seguido por las demás colonias. Sostiene también que la historiografía ha marcado dos grandes áreas geográficas de influencia holandesa. En el plano continental en América tuvo cierta influencia en Chile, Perú y Río de la Plata, lugares que tuvieron una gran influencia comercial. A finales del siglo XVI su activismo en el Caribe y en Guayana fue grande. Las llamadas Antillas Neerlandesas o Antillas Holandesas o Indias Occidentales Holandesas estaba comprendido hasta el 10 de octubre del año 2010 por seis pequeñísimas islas: las islas de Saba y San Eustaquio, el sur de la isla de San Martín, pues la parte norte pertenece a Francia; y las islas mayores de Curazao, Aruba y Bonaire, ubicadas en la costa occidental de Venezuela. El siglo XVII fue clave en la inserción holandesa en el Caribe:

A partir de la década de 1630-1640 el interés económico holandés por el Caribe y las Guyanas implicaba, ya no eventuales expediciones comerciales, sino la creación de un circuito comercial, establecido sobre unas bases político administrativas y socio económicas. Dado su peculiar sistema político, basado en una república federal con provincias autónomas gobernadas por los Estados Provinciales… las provincias marítimas de Holanda… y sus élites mercantiles fueron las que tomaron el impulso de diseñar lo que sería la política colonial… basada… en la creación de compañías monopolísticas por acciones, como la West-Indische Compagnie …[3]

Así, pues, se diseñó la política colonial holandesa, la cual a diferencia de la española, no creó instituciones administrativas ni legislativas sobre las colonias. Todo era simple, en la metrópolis se crearon almacenes que estaban dedicados a la administración comercial y al almacenamiento de mercancías, pero no eran organismos con competencia jurídicas. A partir del año 1621 se comenzaron a proyectar empresas de colonización comercial y demográfica; que en verdad eran proyectos económicos, más que políticos. En realidad no eran más que empresas privadas que estaban dirigidas por un jefe de expedición, que había recibido de parte de la Corona y el Parlamento los permisos necesarios para la expedición. Su objetivo era crear una empresa de agricultura intensiva y de plantaciones que se complementaría con el comercio a través de una vía regular con la metrópoli. “Buscaban hacer crecer la colonia con una mano de obra indígena o esclava a través de distintos sistemas de control de producción y de la explotación”[4]. El resultado fue que se implantó en las colonias del Caribe no hispano, sociedades sustentadas en el modelo de plantaciones, con una gran población negra esclava y con absentismo de parte de los plantadores.
La profesora Crespo sostiene que el impacto más importante de la presencia holandesa en el Caribe fue fundamentalmente económica.

A partir del control de Cuazao en 1634, se inició una etapa en la que “el capital neerlandés en América influirá en la materialización de los sistemas económicos de la plantación…”. Más aún, sigue diciendo, los holandeses lograron penetrar en las zonas de influencia de Inglaterra, España y Francia. Tenían el claro objetivo de desestabilizar el comercio de los imperios rivales, especialmente el español. “Las casas de comercio holandesas buscaban desestabilizar el comercio español de la ruta de las flotas y galeones, que dejaba muchas zonas aisladas de su principal ruta comercial.

Los mercaderes holandeses pretendían extraer productos americanos con destino a Europa, pero al mismo tiempo abrieron cauces de intercambio debido a la demanda en algunas islas antillanas, como Puerto Rico y la propia Cuba, de ciertas mercancías que las flotas españolas no podían abastecer…”.[5]
Lamentablemente el espacio se agotó. Seguiremos en la próxima. l
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[1] Ana Crespo Solana, “Holanda
en el Caribe desde la perspectiva
comparada. Aportación al debate
sobre los modelos de expansión en los siglos XVII y XVIII”, CATHARUM,
Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, http://www.academia.edu/390300/Holanda_en_el_Caribe_desde_la_perspectiva_comparada._Aportaci%C3%B3n_al_debate_sobre_los_modelos_de_expansi%C3%B3n_en_los_siglos_XVII_y_XVIII.
[2] Ibídem
[3] Ibídem
[4] Ibídem
[5] Ibídem

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