El hombre construido (y III)

Este es un sistema alienante, perverso y depredador, pues ha hecho plena conciencia de construir al ser humano, de manera gradual, progresiva y persistente a su imagen y semejanza. El ser humano construido, manipulado de esta manera no es un ser libre,&#8

Este es un sistema alienante, perverso y depredador, pues ha hecho plena conciencia de construir al ser humano, de manera gradual, progresiva y persistente a su imagen y semejanza. El ser humano construido, manipulado de esta manera no es un ser libre, ni está apto para la libertad, pues se la han secuestrado.

Aflora a mi memoria una frase que escribí en 1997: “un hombre automatizado es un universo atrofiado”.

Ciertamente, en esta condición se encuentra el ser humano hoy, a pesar de los alardes de la sociedad actual, de estar viviendo “tiempos modernos”. ¿Y de qué sirve la modernidad si se está destruyendo a lo que se supone es el objeto de la misma?

¿Qué estamos construyendo? Este sistema parece proponerse construir un ser humano despojado totalmente de todo vestigio de libertad real, de toda conciencia de lo que lo hace distintivo como especie: su dignidad, la libertad, capacidad de razonar.

Qué pena que la capacidad de razonar se use en contra del hombre por el hombre; de  esta manera se construye un ser humano egoísta, individualista, competidor, rival de su semejante.

Así negamos como raza, uno de los valores, no del todo perdido, pero sí disminuido: la solidaridad, la sensibilidad humana.

La solidaridad implica identificarnos con el otro, situarnos en su lugar y emprender acciones para ayudarlo a cambiar. No es un sentimiento pasajero que no compromete a nadie, no es un slogan político utilitarista y deshumanizante, sino una respuesta comprometida y comprometedora para transformar esta condición inhumana en una humanizante, a fin de lograr la aspiración que tanto anhelamos: el bien común, la vida digna.

Así construiremos la antítesis de lo que ha construido este sistema mercantilista y perverso. Pero esta construcción debe empezar por mí y por ti. l

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