Humberto Rodríguez

Ayer, mientras escuchaba las palabras del entrenador Humberto Rodríguez, tras recibir un reconocimiento de parte de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo y al mismo tiempo los colegas Bienvenido Carmona y Freddy Tapia me hacían…

Ayer, mientras escuchaba las palabras del entrenador Humberto Rodríguez, tras recibir un reconocimiento de parte de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo y al mismo tiempo los colegas Bienvenido Carmona y Freddy Tapia me hacían ver lo sorprendente de que Rodríguez no esté en el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, me decidí a elevar mi voz en contra de lo que entiendo es una de las injusticias más grandes del deporte criollo.

Más luego, vi un escrito del periodista y gran amigo Américo Celado que versaba sobre ese mismo tenor y quedé más emocionado porque mi cruzada no se limitará a esta sola columna.

Humberto Rodríguez, señores del Pabellón de la Fama, tiene lauros sobrados para ser un inmortal.

No pienso dar una cátedra acerca de su investidura como entrenador, pero no hablo de un cualquiera. Me parece que el solo grado académico que tiene más su gran hazaña de 1977 (guio al equipo dominicano al primer oro en Centrobasket) es más que suficiente para ponernos a pensar en por qué no tiene un nicho en la inmortalidad. Nueve de los doce jugadores de ese equipo están en el Pabellón de la Fama, pero no el entrenador. Eso, de entrada, llama a la reflexión. Octubre es una preciosa oportunidad para reivindicarnos.

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