El huracán Matthew, cambio climático y los fenómenos naturales

El terrible huracán Matthew que azotó varios países en esta semana ha dejado verdaderas tragedias a estos pueblos, principalmente al sur de la República Dominicana y en la República de Haití, donde en este empobrecido país vecino, este fenómeno&#8

El terrible huracán Matthew que azotó varios países en esta semana ha dejado verdaderas tragedias a estos pueblos, principalmente al sur de la República Dominicana y en la República de Haití, donde en este empobrecido país vecino, este fenómeno llegó en el extremo norte de la península, principalmente en el departamento Grand-Anse con categoría 4 en la escala de huracanes de Saffir-Simpson que clasifica los ciclones tropicales según la intensidad del viento. Estos fenómenos naturales se convierten en desastres naturales, donde solo en Haití hay un saldo no definitivo de 820 muertos por causa de esta tormenta tropical y múltiples daños en sus infraestructuras y en la economía que atrasa aún más esa nación.

En nuestro país, hubo múltiples daños en puentes, calles y carreteras por las inundaciones a causa de un deficiente mantenimiento vial, que desde que caen dos gotas de agua las ciudades se anegan, porque los imbornales están saturados de basuras y materiales de construcción que son arrastrados por estas aguas de lluvia.

Pero el caso más patético lo constituye, que por falta de canalización y la construcción de muros de gaviones del arroyo Buringa, al no estar encauzado, las aguas inundaron por completo al municipio de Vicente Noble, lo mismo ocurrió en los municipios de Peñón y Jaquimeyes, a causa de las crecidas del río Yaque del Sur.

Todos los años tenemos el mismo problema y los funcionarios solo actúan, después que ocurren los daños, nunca se planifican para amortiguar los mismos.

Es oportuno destacar que el cambio climático es una de las fuerzas que define aspectos del desarrollo humano durante el siglo XXI. A través de su impacto en la ecología, las precipitaciones, la temperatura y los diferentes tipos de sistemas climáticos formado por cinco elementos: La atmósfera (la capa gaseosa que envuelve la Tierra), la hidrosfera (el agua dulce y salada en estado líquido), la criosfera (el agua en estado sólido), la litosfera (el suelo) y la biósfera (que no es más que el conjunto de seres vivos que habitan la Tierra).

El calentamiento global afectará directamente a todos los países. Por lo que nadie quedará fuera de sus consecuencias. Obviamente, habrá países y personas más vulnerables que otros. Toda la humanidad enfrenta riesgo y vulnerabilidad en el largo plazo, pero en el corto plazo, éstos tienden a concentrarse entre los más pobres de mundo.

La principales consecuencias del cambio climático son el aumento de la temperatura mediana de 1.4 a 5.8 grados centígrados durante el siglo pasado; la desertización de algunas zonas del planeta y lluvias de carácter torrencial, el aumento del nivel del mar entre 9 cm y 88 cm. La República Dominicana es un país de alta vulnerabilidad, ya que está en una zona donde se producen anualmente muchos fenómenos atmosféricos, como tormentas y huracanes tropicales, destacando que el 50% de los asentamientos urbanos en el país están a orillas de ríos inundables fruto de un “crecimiento anárquico” sin control y la irresponsabilidad de quienes viven allí.

La Dirección General de Ordenamiento y Desarrollo Territorial debe trabajar con las alcaldías, para que los asentamientos humanos se produzcan en lugares libres de vulnerabilidad y así reducir los riesgos de desastres naturales, ante los efectos de los fenómenos atmosféricos.

El Día Mundial del Medio Ambiente se celebra el día 5 de junio de cada año. Esta es una fecha de suma importancia, que trata de la protección del ecosistema global dado a la múltiple contaminación a que está siendo sometido el planeta.

Por lo que en nuestro país debemos de evitar la extracción irregular de los agregados de los ríos, la deforestación y la desprotección de las cuencas hidrológicas, que provocan desprendimiento de gran cantidad de sedimentos que impactan negativamente en presas, ríos y arroyos, provocando grandes inundaciones. Por lo que adaptarnos al cambio climático, el cual debe abarcarse de una forma integral, en relación de los servicios de agua y saneamiento, la producción de alimentos, la eficiencia de los sistemas de riego, la generación de energía hidroeléctrica, la protección de los ecosistemas, la biodiversidad, y tomar medidas de prevención en las amenazas de posibles fenómenos hidrometeorológicos extremos, utilizando las entidades correspondientes destinadas a orientar a la población en torno al fenómeno.

Es necesario prepararnos para mitigar sus efectos, ya que los mismos alteran los patrones de lluvias, provocando cambios en la dirección del cauce de los ríos que inducen a grandes inundaciones y desbordamientos que inducen pérdidas de vidas, daños a la agricultura y a las infraestructuras civiles e hidráulicas, ocasionando daños millonarios. Por causa del incremento de la temperatura, el cambio climático estimula largos periodos de sequías, lo que reafirma la necesidad de planificarnos para enfrentarlo.

Los fenómenos naturales en cuestión de días pueden destruir infraestructuras, viviendas y ciudades enteras, hasta hacer retroceder el desarrollo de una región o un país, por varios años.

Se estima que en las últimas tres décadas más de 150 millones de habitantes de la región de América Latina han sido afectados por los desastres naturales y que en este período habrían fallecido más de 108 mil personas, de acuerdo a un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El informe plantea que se produjeron 12 millones de damnificados directos y que hasta el año 1998 los daños acumulados ascendían a más de 50,000 millones de dólares, dichas pérdidas se concentraban en los países más pequeños de tamaño y desarrollo relativo, esencialmente en el área andina, Centroamérica y el Caribe. Se calcula que para el 2016, estas cifras aumentarán en más de 75 mil millones de dólares, por no haber realizado las prevenciones necesarias en las zonas de alta vulnerabilidad.

Un informe del Banco Mundial (BM) y Naciones Unidas señala que el costo estimado de los daños ocasionados por los efectos de los desastres naturales, originados por los huracanes tropicales, sin incluir el impacto del cambio climático, al año 2010, están entre 28,000 y 68,000 millones de dólares anuales. Este estudio nos dice que la población expuesta a tormentas y terremotos en las grandes ciudades podría duplicarse hasta alcanzar los 1,500 millones de personas para el 2050. Por lo que debemos tener políticas públicas en las que se establezcan medidas preventivas basadas en un plan de mantenimiento orientado en la adecuación y canalización de ríos y arroyos, limpieza de cañadas, alcantarillas, imbornales y sépticos . Así como una recogida de basura permanente.

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