Imperceptible

En los últimos años nos hemos visto rodeados de una serie de enfermedades transmisibles, a las cuales todos, sin excepción, hemos tenido temor y, a veces, hasta pánico. Tanto es así, que algunas, ya erradicadas en nuestro país por décadas,…

En los últimos años nos hemos visto rodeados de una serie de enfermedades transmisibles, a las cuales todos, sin excepción, hemos tenido temor y, a veces, hasta pánico. Tanto es así, que algunas, ya erradicadas en nuestro país por décadas, han resurgido. Por ejemplo, el dengue, enfermedad transmitida por la simple picadura de un mosquito (Aedes Aegypti); el Cólera, Malaria, Ébola; enfermedades de alto riesgo que en poco tiempo pueden producir la muerte, y para las cuales las autoridades de salud, junto con la población en general, asumen campañas de forma inmediata para evitar su propagación. Cito todo lo anterior para entrar en el tema que hemos tocado en esta columna en más de una ocasión de manera preocupante, y que inició de manera paulatina e invisible y contagiosamente, de forma tal, que al día de hoy afecta casi al total de la población, convirtiéndose en un mal que hasta he escuchado a individuos decir “necesario”, con el atenuante de que la misma no provoca síntomas de fiebres, ni diarreas, ni lleva a la muerte física. Sin embargo, ha provocado, a mi entender, uno de los más grandes problemas que azota a la humanidad y arropa nuestra sociedad, sin importar clase social, o edad, introduciéndose en todos los hogares, lugares de trabajo, de diversión y en todas partes, de forma tan invasiva, que casi todos los individuos se encuentran atrapados en ella. Me he dedicado a observar en restaurantes, bodas, actividades religiosas, funerarias, y este mal (porque así le llamo) se encuentra presente en una gran mayoría de los casos; y, peor aún, en las universidades y escuelas, donde los estudiantes compartían, interactuaban, salían a jugar algún deporte si había espacio, o fabricaban una actividad que les permitiera interactuar. Pero, el peor escenario y menos visible es el hogar, donde desde que cada miembro llega, también sin importar edad, es lo primero que hace en cualquier momento o lugar, ya sea a la hora de comer, ir al baño, y, peor aún, al momento de descanso, llegándose hasta a trasnochar. Este mal tiene un nombre que sé que ya todos saben cuál es: Tecnología, de manera especial, los celulares, tabletas y computadoras. Verdaderamente, positivos sus adelantos, pero el uso dado a los mismos, nos ha separado, aislado y enmudecido. ¿Te afecta a ti? Escápate.

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