Lo importante

A veces me descubro perdiendo el tiempo importantizando intrascendencias. Cantaba Facundo Cabral que nos desenfocamos de la grandeza de la vida ahogados por tareas o presiones. Una astrónoma norteamericana llamada Alyssa Goodman, le sigue los pasos:&#823

Lo importante

Siempre escuchamos y hablamos de cosas y personas importantes. Generalmente cuando lo hacemos, nos referimos a personas que gozan de cierto prestigio, fama o riqueza económica. Si son cosas importantes a las que nos referimos, entonces…

A veces me descubro perdiendo el tiempo importantizando intrascendencias. Cantaba Facundo Cabral que nos desenfocamos de la grandeza de la vida ahogados por tareas o presiones. Una astrónoma norteamericana llamada Alyssa Goodman, le sigue los pasos: “Lo magnífico de pasar tu tiempo pensando en el universo es que te hace sentir insignificante, no negativamente, aclaro. Si entiendes que hemos descubierto sistemas solares enteros que contienen planetas similares a la Tierra, que son sólo los que conocemos, pues la mayoría de las estrellas miradas están a trescientos años luz de la Tierra y que la distancia al centro de nuestra galaxia es cien veces eso, descubres la insignificancia de molestarte o desesperarte por minucias”.

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Siempre escuchamos y hablamos de cosas y personas importantes. Generalmente cuando lo hacemos, nos referimos a personas que gozan de cierto prestigio, fama o riqueza económica.

Si son cosas importantes a las que nos referimos, entonces se tratará de objetos de lujo o muy costosos.

Para muchos, sus mayores tesoros se encuentran depositados en la bóveda de un banco.

Sus objetos de valor se exhiben imponentes en los lugares más privilegiados de sus hogares: una amplia pared que resulta insuficiente para acoger la enorme pintura valorada en centenares de miles de pesos, que nadie se atreve a tocar; un costosísimo automóvil último modelo dotado de la más alta tecnología, una colección de joyas y un clóset confeccionado a la medida por los diseñadores más cotizados de la industria.

Cuando de personas se trata, importante es el alto funcionario público o privado, el artista más famoso del momento, el empresario más exitoso, el o los hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes. Sin embargo, qué equivocados están quienes sitúan las riquezas, el bienestar económico y cierto prestigio profesional entre sus mayores tesoros. Las posesiones más valiosas que tenemos son nuestros sentimientos.

Virtudes como la solidaridad, la lealtad, la empatía y la gratitud son valores que realmente debemos atesorar, cultivar y brindar a los demás siempre. Las personas importantes son todas aquellas que nos aman y a quienes amamos, esas que están presentes cuando las necesitamos, quienes celebran con nosotros en las buenas y siempre nos acompañan en las malas.

Verdaderamente importantes en la vida son las cosas sencillas que nos arrancan una sonrisa, disfrutar de una tarde rodeada del verdor del campo, escuchando el sonido de la naturaleza, en ese armónico, indescriptible e incomparable concierto en el que se unen el canto de los pajaritos y la música que producen las ramas de los árboles al agitarse, más que un momento agradable, es visitar por unos instantes el paraíso.

Lo material es necesario, pero no es en las cosas materiales donde residen las mayores satisfacciones de la gente. Un beso, un abrazo, una muestra de solidaridad, de apoyo y de cariño valen más que todo lo que el dinero es capaz de comprar. Las mejores cosas son las más valiosas, por eso no existe dinero que pueda comprarlas.  l

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