El impuesto de la baja confianza

Hace unos días, releyendo el libro “Confianza Inteligente”, escrito por Stephen M. R. Covey, me detuve en la expresión consignada en la página 42 del citado texto y, con la venia de su autor, la utilizo para titular estas líneas.

Hace unos días, releyendo el libro “Confianza Inteligente”, escrito por Stephen M. R. Covey, me detuve en la expresión consignada en la página 42 del citado texto y, con la venia de su autor, la utilizo para titular estas líneas.

Como Miembro del Pleno de la Cámara de Cuentas, órgano superior externo de control fiscal de los recursos públicos, según lo establece nuestra Constitución en su artículo 248, entiendo que me corresponde alertar a la ciudadanía en cuanto a la alta significación que tiene para el país, el nivel de confianza que le merezca esta institución.

En la página 47 de la obra anteriormente citada dice: “no hay otra dimensión donde la confianza transforme la energía de las organizaciones tanto como en la implicación de los empleados”. Para cualquier institución pública o privada, los empleados son la clave para el buen desempeño.

En el caso particular de la Cámara de Cuentas de la República, sus empleados, funcionarios y directivos constituyen el eje principal que justifica su existir. Esto así, porque solo mediante el desempeño ético y responsable por parte de cada uno de sus servidores, ésta podrá cumplir a cabalidad el mandato constitucional expresado en el artículo 250. Veamos:

“Artículo 250.- Atribuciones. Sus atribuciones serán, además de las que le confiere la ley:

1) Examinar las cuentas generales y particulares de la República.

2) Presentar al Congreso Nacional los informes sobre la fiscalización del patrimonio del Estado;

3) Auditar y analizar la ejecución del Presupuesto General del Estado que cada año aprueba el Congreso Nacional, tomando como base el estado de recaudación e inversión de las rentas presentado por el Poder Ejecutivo, de conformidad con la Constitución y las leyes, y someter el informe correspondiente a éste a más tardar el 30 de abril del año siguiente, para su conocimiento y decisión;

4) Emitir normas con carácter obligatorio para la coordinación interinstitucional de los órganos y organismos responsables del control y auditoría de los recursos públicos;

5) Realizar investigaciones especiales a requerimiento de una o ambas cámaras legislativas”.

Ciudadanía

La correcta interpretación del mandato que antecede, nos permite evaluar cuan delicada e importante para el país, es la labor asignada a la Cámara de Cuentas de la República. Esa es la razón por la que me atrevo a vincular el Impuesto de la Baja Confianza con la Cámara de Cuentas y la ciudadanía.

Veamos por qué: Si la CCRD, se hace meritoria de la confianza ciudadana, la transformación que va a producirse en todo el personal de la institución tendría un impacto positivo extraordinario, porque el orgullo de pertenecer a un órgano del Estado, portador del prestigio nacional que le otorga la confianza ciudadana, les haría compromisarios del deber ético y la excelencia en todo su accionar.

Si traducimos eso a que la labor se realizaría con estricto apego a los cinco conceptos básicos de la fiscalización, a saber: economía, eficiencia, eficacia, efectividad y oportunidad. Entonces, nos daremos cuenta del beneficio que significa para el país, más y mejores auditorías en tiempo oportuno.

Rol institucional

Para evitar que el Impuesto de la Baja Confianza nos afecte, es necesario propiciar que la ciudadanía en general, entienda cada vez mejor el rol de esta institución.

Nuestra responsabilidad es explicar por todos los medios posibles: Qué es y cómo funciona la Cámara de Cuentas, pero además, ejecutar los deberes asignados, con niveles de integridad y transparencia que refuercen cada vez más la confianza ciudadana.

Si la Cámara de Cuentas explica y ejecuta correctamente su papel y la ciudadanía en general asimila las explicaciones y pondera sus ejecutorias, entonces, el Impuesto de la Baja Confianza no logrará atraparnos. 

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas