Inseguridad que nos priva de libertad

Durante la última década, el salvajismo, la temeridad y la criminalidad con la que actúan libremente los delincuentes que hoy son líderes de la maldad y la inseguridad que arropa a nuestra sociedad, han logrado deformar y transformar la paz y…

Durante la última década, el salvajismo, la temeridad y la criminalidad con la que actúan libremente los delincuentes que hoy son líderes de la maldad y la inseguridad que arropa a nuestra sociedad, han logrado deformar y transformar la paz y la tranquilidad con que tradicionalmente caminábamos por las calles de nuestra ciudad, al extremo de que esa gente temeraria ha logrado recluir a muchos ciudadanos en prisión domiciliaria.

Ya la gente no puede salir a caminar libremente para ejercitar su cuerpo cuando lo considere conveniente, ni puede ir al supermercado porque el ladrón le espera en la esquina con arma en mano, ni puede ir al cine o a la pizzería porque el delincuente busca en usted sacarse la lotería, ni puede ir a la iglesia a orar a su Dios, y a su modo, porque el delincuente actúa como enviado del diablo que le atraca y le quita todo, en fin, esta ciudad ha caído en manos de una delincuencia que roba y mata sin compasión, mientras algunas autoridades responden con la expresión de que es simple percepción y campaña de desinformación manejada por la oposición.

Y la verdad es que si queremos frenar el grave problema de la creciente delincuencia generalizada lo primero que debemos hacer es admitir que el problema se ha expandido y se nos ha salido de las manos, y que la Policía Nacional no ha entendido la raíz del problema, ni ha tenido suficientes recursos económicos y logísticos para combatir el problema, y muchas veces no puede resolver el problema porque muchos de sus miembros de menor rango son parte del problema, al extremo de que la fiscal del Distrito Nacional acaba de admitir frente a la prensa que “preocupa bastante la cantidad de policías implicados en atracos”.

Recientemente se ha dado a conocer que en el 80% de los atracos siempre hay dos asaltantes montados en una motocicleta, y que en el país transitan 600,000 motocicletas ensambladas ilegalmente gracias a las grandes importaciones de repuestos, y por tal razón carecen de registro aduanal y de registro en la Dirección General de Impuestos Internos, y consecuentemente carecen de matrícula y de placa de identificación, sin embargo, transitan libremente facilitando atracos a la población, con el agravante de que muchas veces son conducidas por agentes que se las han quitado a delincuentes por carecer de documentación y de placa de identificación.

El pasado jueves en la noche, en nuestros acostumbrados comentarios que emitimos cada noche a través de la emisora Zeta 101, analizamos la preocupación de la población por el notable auge de la delincuencia, y pedimos la urgente intervención del presidente de la República para comenzar a poner freno al problema, y, afortunadamente, para tranquilidad de la gente, al día siguiente se convocó de manera urgente a una rueda de prensa en el palacio nacional para anunciar nuevas medidas antidelincuencia que esperamos sean efectivas.

Si queremos que el nuevo plan antidelincuencia surta frutos positivos, y devuelva la tranquilidad y la libertad a la gente que hoy vive en prisión domiciliaria obligada, lo primero que debemos hacer es depurar a todos los agentes policiales que patrullan nuestras calles, pues es muy bien conocido que muchos delincuentes solicitan su incorporación a la Policía Nacional para disponer de un uniforme, de un carnet y de un arma de fuego para atracar en nombre de la ley, del mismo modo que luego de la depuración es necesario triplicar el salario de los que demuestren ser honestos servidores públicos, ya que un salario mensual de 6,177 pesos no resuelve nada, pero complica el problema, porque impulsa a muchos a delinquir, o a ser socios protectores de los delincuentes.

Necesitamos también instalar en cada placa de motocicleta un código de identificación electrónica, así como lectores electrónicos y cámaras en cada esquina, de forma tal que cuando se produzca un asalto en cualquier sector, se pueda identificar de inmediato cuál fue la motocicleta que transitó por ese lugar en ese horario; al igual que necesitamos más jueces comprometidos con la ciudadanía y no con los delincuentes, porque hay que admitir que cada vez que un delincuente es apresado lo primero que la Policía Nacional hace es citar la gran cantidad de fichas policiales de ese delincuente y la cantidad de veces que ha sido puesto en libertad por jueces.

Finalmente, y lo más importante, es comenzar a multiplicar las oportunidades laborales en los sectores más necesitados, ya que muchos jóvenes, sin empleo, se dedican a asaltar y matar para conseguir dinero para gastar en necesidades básicas como alimentación, vestimenta y diversión, y si muchos de ellos pueden ganarse la vida dignamente, estamos seguros que abandonarían de manera permanente el peligroso camino de la delincuencia y la maldad que produce esa gran inseguridad que nos ha privado de la necesaria libertad. l

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