¿Investigar lo que se sabe?

Concluido el régimen represivo de los 12 años y luego de más de tres décadas de democracia, los partidos en el poder han frustrado las expectativas de la ciudadanía. Estas organizaciones han generado un profundo déficit social y económico que&#8230

Concluido el régimen represivo de los 12 años y luego de más de tres décadas de democracia, los partidos en el poder han frustrado las expectativas de la ciudadanía. Estas organizaciones han generado un profundo déficit social y económico que ha erosionado la confianza popular en la democracia. La atención de los gobiernos democráticos desde finales de los 70 no ha estado en la gente, sino en la acumulación de riquezas para sus proyectos políticos y para particulares. En cambio, la calidad de vida de la población se ha deteriorado al tiempo que asiste a discursos políticos engañosos que hablan de modernidad y civilización.

Además de ciertos avances en materia de libertades civiles, es muy poco lo que los partidos que han pasado por el poder pueden exhibir. Los principales resultados de los gobiernos de la actual ola democrática han sido la construcción de obras suntuosas concentradas en Santo Domingo y haber hecho millonarios a políticos a los que no se les conocía riquezas. Es una vergüenza que en 12 años de gobierno del PRD (Guzmán-Jorge Blanco-Hipólito Mejía) y 12 años del PLD (Leonel Fernández) el país haya acumulado problemas tan graves en áreas sociales fundamentales para la vida de las personas. 

El actual gobierno ha estado haciendo esfuerzo por atender algunos de los déficits de la democracia dominicana, sobre todo en aspectos claves como el de la educación y la alfabetización de adultos. Sin embargo, todavía es mucha la tarea que queda pendiente. Ejemplo de ello lo es el tema de la reforma del sector salud. Lo acontecido el pasado fin de semana en el Hospital Robert Reid Cabral no es un hecho aislado; tampoco requiere de nuevas investigaciones. Esta es una manifestación del deterioro del sistema de salud en el país, el cual requiere ser atendido con una alta prioridad.

La muerte de niños en los hospitales es apenas uno de los múltiples problemas generados por la ineptitud y la corrupción de un sistema político cuyos líderes solo se preocupan por perpetuarse en el poder. No es posible que a los legisladores les sobre el dinero para comprar canastas, mientras que a los hospitales les falta lo más mínimo para operar. No es posible que a partidos aliados se les dé instituciones públicas para el más burdo clientelismo, mientras que las familias tienen que gastar una parte importante de su presupuesto en los servicios de salud. Este acontecimiento lamentable debe servir para provocar una conmoción en la sociedad dominicana y que esta demande un cambio radical del quehacer político nacional.

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