Idiosincrasia no es argumento para justificar incivilidad ni atraso. Si, hipotéticamente, fuésemos un pueblo culturalmente inclinado al ruido, la dirigencia política responsable buscaría modificar esa característica. Nunca contribuir a acentuarla, dada su naturaleza negativa. Así, municipio que organice cualquier actividad popular, velaría rigurosamente por controlar el volumen de la música y todo eventual bullicio excesivo. En campaña, candidatos prescindirían de la música ensordecedora a través de “discolights” o bocinas, como defensores del ambiente, la tranquilidad y la salud auditiva de la comunidad que deben ser. Tristemente entre nuestros políticos la responsabilidad es un valor mayormente escaso. No creen en educar al pueblo sino en utilizarlo a su conveniencia, por eso acogen y fomentan el ruido sin ninguna vergüenza.
Irresponsabilidad
Idiosincrasia no es argumento para justificar incivilidad ni atraso. Si, hipotéticamente, fuésemos un pueblo culturalmente inclinado al ruido, la dirigencia política responsable buscaría modificar esa característica. Nunca contribuir a acentuarla,