Islamista se declara ganador de elección presidencial

EL CAIRO — La Hermandad Musulmana declaró este lunes que su candidato Mohammed Morsi ganó la segunda vuelta de la elección presidencial en Egipto, aun cuando la junta militar se otorgó atribuciones sobre el mandatario, co

EL CAIRO — La Hermandad Musulmana declaró este lunes que su candidato Mohammed Morsi ganó la segunda vuelta de la elección presidencial en Egipto, aun cuando la junta militar se otorgó atribuciones sobre el mandatario, consagrando su control sobre el gobierno y agudizando la posibilidad de confrontación con los islamistas.

Con el Parlamento disuelto y una ley marcial de facto en vigor, la junta militar gobernante emitió una constitución interina que define los nuevos poderes del presidente, una medida que muestra que los generales mantendrán mucho poder. Serán los legisladores del país, se encargarán del presupuesto y controlarán a quienes escriban la constitución permanente que definirá el futuro del país.

Mientras anunciaban la victoria sobre Ahmed Shafiq, el último primer ministro del régimen de Hosni Mubarak, la Hermandad desafío el control de la junta militar sobre el gobierno. El grupo advirtió que no reconocerá la disolución del parlamento, la constitución interina, ni su derecho a supervisar la realización de otra.

En una conferencia de prensa efectuada la madrugada del lunes para declarar su victoria, representantes del grupo islámico que durante décadas estuvo proscrito y fue sujeto de repetidos ataques bajo el gobierno de Mubarak, estaban emocionados y sonrientes mientras sus partidarios coreaban «Abajo el gobierno militar».

«Gracias a Dios que guió al pueblo de Egipto por este camino correcto, el camino de la libertad y la democracia», dijo Morsi en sus primeras declaraciones tras anunciarse victorioso. Prometió «ser un presidente para todos los egipcios, para todas sus facciones, musulmanes y cristianos, servirles a ellos» y buscar un «Estado civil, democrático, constitucional y moderno».

Morsi «es el primer civil que es popularmente elegido presidente», anunció la agrupación en su página de internet.

La declaración de la Hermandad se basa en sus cuentas, Morsi tuvo 13,2 millones de votos, o el 51,8%, frente al 48,1% de Shafiq, de un total de 25,5 millones de votos con más del 99% de los más de 13.000 centros electorales escrutados.

Las cifras fueron de resultados anunciados por autoridades electorales en centros de conteo individual, donde cada candidato tiene representantes que recopilan los números y los dan a conocer antes del anuncio formal. Los conteos parciales y anticipados de la Hermandad en su mayoría fueron acertados en la primera ronda electoral de mayo.

El resultado oficial final se dará a conocer el jueves, y los miembros de la campaña de Shafiq desestimaron la afirmación de la Hermandad, basados en su propio conteo.

Pero en la sede de su campaña, los dirigentes de la Hermandad y sus simpatizantes celebraban el resultado favorable que cambia su suerte. El grupo fundamentalista que estuvo proscrito durante la mayor parte de sus 80 años de historia y fue objeto constante de represión bajo el mando de Mubarak ahora ostenta el sillón desde el cual su némesis fue derrocado por los 18 días de protestas masivas el año pasado.

El levantamiento fue puesto en marcha por los activistas jóvenes, seculares y de izquierda, a los que después se unió la dirigencia de la Hermandad mientras millones de egipcios se tomaban las calles, en busca de acabar con un régimen percibido como autoritario y corrupto.

En un discurso de victoria en su sede, Morsi claramente trató de disipar los temores de un gran sector de la sociedad en el sentido de que la Hermandad intentará imponer normas más estrictas de la ley islámica. Dijo que busca «la estabilidad, amor y hermandad para el civil, nacional, democrático, constitucional y moderno estado egipcio» y no hizo ninguna mención de la ley islámica.

«Gracias a Dios, quien nos dirigió con éxito a esta bendita revolución. Gracias a Dios, que guió al pueblo de Egipto a este camino correcto, el camino de la libertad, la democracia», declaró este ingeniero barbudo de 60 años de edad, educado en Estados Unidos.

Se comprometió ante todos los egipcios, «hombres, mujeres, madres, hermanas, obreros, estudiantes … todas las facciones políticas, los musulmanes, los cristianos», a ser «un servidor de todos ellos».

«No estamos a punto de cobrar venganza o ajustar cuentas. Todos somos hermanos de esta nación, nos pertenece a todos, y somos iguales en derechos y obligaciones». Morsi, que justo antes de los dos días de votación declaró que «ama» a los militares, no hizo alarde de desafiar a los generales.

Sin embargo, algunos en la Hermandad estaban listos para un desafío. «¡Abajo el gobierno militar!», gritaban seguidores en la sede. El grupo secular revolucionario 6 de abril, que ayudó a lanzar la insurrección en contra de Mubarak, felicitó a la Hermandad por su victoria.

«La siguiente fase es más difícil. Todos debemos unirnos contra el régimen opresivo del consejo militar», dijo su fundador, Ahmed Maher.

Una cuestión primordial es cómo será la relación de los militares con el nuevo presidente.

Shafiq, un ex comandante de la fuerza aérea, era visto como el favorito de los generales en la contienda, tanto que sus opositores temían que el resultado fuera la extensión del estado autoritario que Mubarak dirigió por casi 29 años.

La victoria de Morsi podría traducirse en un conflicto más áspero por los ámbitos de poder entre la Hermandad y el ejército.

Antes de las votaciones, se vivió una semana de drama político, en la cual las fuerzas armadas declararon una ley marcial de facto y los jueces —nombrados por Mubarak antes de ser derrocado por una sublevación popular el año pasado— disolvieron el parlamento elegido libremente y que resultó con predominio de los islamistas.

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