El debut como cantante de Ivonne Haza fue en un concierto de cámara celebrado con la presencia del dictador Trujillo, recordó la soprano Ivonne Haza, al tiempo que manifestó que inició como cantante en 1958, en el Auditorio de la Escuela Normal de Señoritas Salomé Ureña, bajo la dirección del Profesor Manuel Marino Miniño, con una orquesta pequeña, al que asistió un nutrido público de amantes del arte. Señaló que en esa oportunidad cantó el Recitativo y Aria de la obra El Mesías, de George Frederich Haendel para contralto “He Was Despaised”, en cuya presentación actuaron como solistas, también, la pianista Florencia Pierret y el cellista Francois Bahuaud.“Luego canté en la Universidad de Santo Domingo con la Orquesta Sinfónica Nacional y el Coro Nacional, bajo la dirección de Roberto Caggiano, con solistas, además de Arístides Inchaustegui, tenor y Olga Azar, soprano.
Cuéntenos un poco acerca de sus estudios iniciales. ¿Cómo eran en aquel entonces?
Los estudios de música iniciaban en las escuelas, no solo como materia, sino que también se cantaban himnos y canciones escolares. Había un ambiente musical diferente, se oía mucha música clásica en los parques, en la radio; y la Semana Santa era una delicia de programación. Comencé en el coro del colegio Luis Muñoz Rivera, en presentaciones, veladas, asambleas; y a mis 12 años me presenté en la Opereta italiana infantil Ciottolino de Luigi Ferrare Trecate, bajo la dirección del gran pianista italiano, Mario Carta, dirigiendo la Orquesta de Valses del Palacio Radial La Voz Dominicana. Coreografía de la joven húngara Magda Corbett y la escenografía del doctor Horia Tanasescu, crítico de arte europeo, todos alumnos del colegio… duendes, hadas, sabios y padres con la participación de la bailarina Rosita Obregón. Luego dirige el Coro el Maestro Roberto Caggiano, director de la Orquesta Sinfónica Nacional, quien me lleva donde su esposa Inge Caggiano, me hace esperar dos años por la edad y luego llega a ser mi principal profesora, tres años aquí y dos en Roma, Italia, a la vez de mis estudios en el Conservatorio de Santa Cecilia.
¿Entiende que ha evolucionado la técnica de estudio o se mantiene?
La técnica del canto es una sola, es un solo instrumento. Hay profesores que les gusta el sonido más cerrado, más abierto, nasal, pero el instrumento vocal es el mismo. Se ha hecho el estudio más demandante, más intenso, mejor preparación vocal y musical, pero la respiración, emisión y articulación son la base de la técnica vocal. Quien tenga sentido musical, buen oído y voz hablada bien timbrada puede aprender a cantar.
¿Qué tipo de repertorios gozan de su preferencia?
Contestaría, ¡el que estoy estudiando!, la música me gusta toda. Repertorio: Operístico, canciones alemanas, francesas, italianas,cubanas, brasileñas. argentinas y las canciones de arte dominicanas que son preciosas y se están perdiendo. Hay sus preferencias: Wolfgang Amadeus Mozart, Shubert, Maurice Ravel (Sheherezade), Héctor Berlioz: Infancia De Cristo, Noches de Verano, Herminia, las arias antiguas. Mi repertorio es muy amplio, se lo debo a Vicente Grisolía, Manuel Rueda, Ramón Díaz, Arístides Incháustegui y María de Fátima Geraldes, con quienes se trabajó muy duro.
Usted ha dirigido varias entidades estatales, como el Conservatorio de Música. ¿Cuál es la clave para mantener la calidad en esta área del saber?
He tenido la oportunidad de dirigir varias instituciones a través de mis más de cincuenta años en el arte, siempre rodeada de mis amigos y compañeros. El Teatro Nacional, directora Artística por cinco años con un director Administrativo insuperable, Salvador Castro Calcagno. Fue una época fuera de serie; directora de los Cantantes Líricos de Bellas Artes y luego coodirectora con Henry Ely. Aun perteneciendo a los Cantantes Líricos fui asesora Cultural de Codetel, formando seis grupos artísticos con los empleados y recorriendo todos los rincones del país, llegando a decir Marianne de Tolentino que había un miniministerio de cultura. “¡Qué bellos tiempos!” Luego, cuatro años como Directora Nacional de Música, como sombrilla de las instituciones musicales, llegando a llevar, con la anuencia del Secretario, todas las bandas de música del país en un desfile por la avenida George Washington, traídas en autobuses, con camisas y gorros donados por la Secretaría y un jurado para elegir la mejor, coordinado por Amable Botello. Es una pena que a nuestra generación no se les use como asesores, con la vasta experiencia que tenemos.
Estudiar canto en nuestro país, sobre todo el lírico, es poco común, y vivir de él,
casi una utopía, ¿a qué usted cree que se deba?
A la educación. En mi época se oía música clásica, se presentaban en la televisión óperas con elenco dominicano, había clases de canto en la misma televisora, exigencias con los cantantes, oportunidades para ellos; hoy se le da mayor importancia a la música popular, y no buena. Manuel Rueda decía: hay música buena y mala, popular muy buena y clásica mala, pero ahora hay poca oportunidad para los clásicos y mucha para los populares. Qué puede esperar un pueblo que solo oye una clase de música. Vuelvo y repito, la Música de Arte Dominicana se está perdiendo. Pocos escriben en mangulina, criollas, carabiné, sarambo, guarapo, coplas rústicas, salves y más.
La Escuela de Bellas Artes, el Coro Nacional y otras instituciones atraviesan una incómoda situación. ¿Qué opinión le merece como parte de esta clase artística?
Es muy penoso. Las carreras de arte son difíciles y ocupan mucho tiempo, necesitan estar en práctica para poder crecer. Espero una salida inteligente y conveniente a las artes.
Nuestra escena lírica se mantiene algo apagada por momentos, ¿cómo salir a flote?
Con espectáculos, dinero y metas claras en el desarrollo de los programas. Hay muchos talentos jóvenes, más profesores y aprovechar las becas.
¿Vamos por buen camino en materia musical?
Se hacen esfuerzos que esperamos que culminen con lo ideal.
