La JCE escuchó

El pleno de la Junta Central Electoral (JCE) celebró ayer una sesión extraordinaria con un propósito muy específico: conocer el reclamo de que fuese revisada la resolución 64-16 sobre el conteo de los votos en las elecciones del 15 de mayo.

El pleno de la Junta Central Electoral (JCE) celebró ayer una sesión extraordinaria con un propósito muy específico: conocer el reclamo de que fuese revisada la resolución 64-16 sobre el conteo de los votos en las elecciones del 15 de mayo.

De acuerdo con la resolución, la JCE atendió el reclamo y acogió de manera fundamental el conteo manual de los votos, específicamente, en la candidatura presidencial.

La decisión ayuda a despejar el ambiente electoral. Había en desarrollo un nubarrón que amenazaba el clima de tranquilidad que se necesita para la celebración de un evento como unas elecciones nacionales.

Ya hasta se hablaba de efectuar “cadenas humanas” o protestas frente a la JCE en Santo Domingo y Santiago, procedimientos que poco tienen que ver con la paz a once días de las votaciones.

Varios partidos piden que todos los votos sean contados manualmente. La realidad es que contar todos los votos a mano, a todos los niveles, en unas elecciones tan complejas, plantea inconvenientes.

Lo decidido, contar manualmente el universo de los votos emitidos a las candidaturas presidenciales y vicepresidenciales, y el resto por la vía electrónica, es razonable y práctico.

Quienes presionaban por el conteo manual deben interpretarlo en el mejor ánimo. Constructivamente. A fin de cuentas, en la hora de las urnas, cuando estas hablen, nadie podrá cambiar la voluntad mayoritaria del pueblo dominicano.

Esta resolución debe ser acogida.

Pretender ir más allá puede generar inconvenientes. La sociedad podría malinterpretar esa actitud.

No hay razones para dudar de la capacidad de las máquinas para contar los votos. Para tantas candidaturas congresuales y municipales el trabajo resultaría más fácil.

Ya la JCE escuchó. Hay que permitir que continúe realizando su trabajo.
Los actores tienen que reconocer que en un proceso electoral la celeridad del conteo es, junto a la transparencia, clave. Ya se tienen experiencias negativas cuando se ha aletargado el conocimiento de los resultados. Es una fuente de tensión innecesaria y extremadamente peligrosa.

Todos deben ahora trabajar para ganar y aceptar la voluntad popular.

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