Un Job dominicano en novela de Marcos Rodríguez

No le va el nombre de Victorio al personaje central de la novela A un paso del suicidio, del novel escritor Marcos Rodríguez, con la que hace una denuncia contra la hipocresía religiosa, el mito feminista de que en la relación de pareja la mujer…

No le va el nombre de Victorio al personaje central de la novela A un paso del suicidio, del novel escritor Marcos Rodríguez, con la que hace una denuncia contra la hipocresía religiosa, el mito feminista de que en la relación de pareja la mujer siempre es víctima del hombre y los prejuicios enraizados en el sistema de justicia dominicano con relación a la violencia intrafamiliar.

Victorio es un derrotado de la Iglesia evangélica, de las juezas feministas que intervienen en sus diferencias con su sádica esposa Venerelis, de su formación consumista y hasta de su propia familia. Para colmo, la compañera lo enemista con sus hijos, convirtiendo en espía al primogénito Victoriano. No se entiende el nombre para este derrotado de la vida, pese a sus ascensos profesionales y laborales.

Es el “patito feo” entre los hermanos que no le perdonan sus logros personales. Más que el masoquismo que pudiera advertirse, en Victorio es evidente una baja autoestima que trata de ocultar con aventuras donjuanescas que después son instrumentalizadas en su contra por la psicópata Venerelis. El relato de Rodríguez se aparta en ocasiones de la estética literaria para caer, debido a su dramática crudeza, en descripciones propias del retratismo sociológico. La crisis de valores que apabulla la dominicanidad, con la progresiva extinción de la familia como principal núcleo social, está presente en el libro. Pero también el relajamiento del credo, donde la otrora congregación espiritualista y solidaria es permeada por el lucro y el engaño entre sus fieles. Se interpreta el suicidio lanzándose del puente como un recurso metafórico para plasmar la soledad de un Job dominicano, abandonado de la mujer, los amigos y la familia, entre los que no falta un Judas que celebra sus desgracias. Solo sus comprensivos padres y la mujer eternamente desdeñada le sirven ahora para iniciar una nueva vida sobre los escombros del pasado.

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