Al Julio Aníbal que conozco

Bajo un ordenamiento social como el que predomina en nuestro país, a un ser humano le resulta sumamente difícil nacer, desarrollarse…

Bajo un ordenamiento social como el que predomina en nuestro país, a un ser humano le resulta sumamente difícil nacer, desarrollarse y morir con dignidad, respeto y decoro; porque la valoración de esa persona, al final de su existencia, no va a depender del comportamiento que se haya querido y preocupado por exhibir, mostrar, o de cualquier forma mantenido ante sus conciudadanos. El caso del doctor Julio Aníbal Suárez, es un buen ejemplo de lo que hemos dicho.

Durante todo el curso de su vida, Julio Aníbal ha mantenido una conducta, un comportamiento de un ciudadano y hombre de bien, como estudiante primario, intermedio, secundario y universitario; como abogado ejerció su profesión apegado a la ética, en los tribunales puso de manifiesto su dominio de las ciencias jurídicas. En su actividad de profesor universitario, Julio Aníbal ha sido un ejemplo, demostrando profundo dominio del derecho en general y, en especial, de las ramas laboral y la seguridad social.

Pero Julio Aníbal no se ha limitado a ejercer la profesión, a hacer de ella un medio cómodo de vida, sino que cuando el país requirió la presencia de los hombres y mujeres de la toga y el birrete ante los tribunales para defender a los perseguidos políticos, ahí estaba Julio Aníbal, en primera fila, sin reclamar honorarios, y sí exponiendo la seguridad personal suya y de su familia.

A la vez que Julio Aníbal accionaba ante los tribunales asistiendo a las víctimas de la intolerancia política del momento, se preocupaba por dirigir la Unión Dominicana de los Derechos Humanos (UDH), la Asociación Dominicana de Abogados (Adoma), y coordinar, además, los congresos de abogados y abogadas efectuados en la ciudad capital, Santiago y Bonao.

El nombre de Julio Aníbal Suárez está ligado, históricamente, al surgimiento en el país, después de 1961, del movimiento obrero, sindical y gremial. Son muchos los sindicatos y grupos de profesionales, como el del Colegio de Abogados, que contaron, en sus orígenes, con significativos aportes de Julio Aníbal.

Por sus condiciones de brillante profesional del derecho, por sus virtudes cívicas y ciudadanas, Julio Aníbal Suárez, fue seleccionado en 1997, como juez de la Suprema Corte de Justicia, donde se destacó por su honestidad, seriedad y laboriosidad.

Basta con destacar, que la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia, de la cual formó parte Julio Aníbal, durante 14 años dictó 6,991 sentencias, de las cuales 1,881 fueron de tierras, contenciosas y tributarias, y 5,110 laborales, o sea, el 73% en lo Laboral y el 27% en las otras materias. De las laborales, 4,170 sentencias, o sea, el 93% del total.

Después de una vida ejemplar como estudiante, abogado, juez, profesor universitario, y como hombre público sin tachas, ahora, para justificar su exclusión como magistrado de la nueva Suprema Corte de Justicia, a Julio Aníbal se busca presentarlo como que fue un juez parcial y no independiente.

Los mejores testigos de la conducta, del comportamiento de Julio Aníbal Suárez, como juez, son aquellos que compartieron con él ante el más alto tribunal del país durante 14 años, y saben quién es, quién fue Julio Aníbal, saben que Julio Aníbal está hecho de un material humano que no se transa, que no se rinde ni se dobla ante familiares, amigos, ni por halagos, ni por dinero.

Sería bueno escuchar hoy una voz responsable, seria, honesta y libre de prejuicios de toda índole, que diga si el doctor Julio Aníbal Suárez, como juez, ejerció influencia para favorecer con su opinión, ilegal o injustamente, una sentencia. Que lo diga ahora un empleador o empleado favorecido o lesionado por una decisión emanada de la cámara de la cual Julio Aníbal formó parte ante la anterior Suprema Corte de Justicia.

Conozco al doctor Julio Aníbal Suárez Duvernay, desde febrero del año 1961, y he transitado a su lado muchos episodios de su vida estudiantil, profesional, familiar y pública y en su salud, y hoy lo digo con un sabor amargo, lleno de indignación: con Julio Aníbal Suárez se cometió una injusticia y, además, se le quiso, sin lograrlo, herirlo y manchar su hoja de servicio al país.

Nadie, nadie, nadie, puede cambiarle, a lo mejor del pueblo dominicano, la imagen que tiene de Julio Aníbal Suárez Duvernay: Ciudadano ejemplar y juez modelo. Y punto.

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