Los Lakers de Los Ángeles pasan por un rosario de inconvenientes sin solución de la noche a la mañana y, como se dice en algunos rincones del país, no se curan ni con medicinas ni con botellas de esas que contienen pócimas especiales.
Para muestra un botón: su ofensiva marcha muy bien con un promedio de 101.8 puntos por juego, válido para el séptimo lugar en la liga, y permiten 98.7, lo que les coloca en el puesto 17. Miami Heat permite más que los Lakers con una media de 99.6, aunque por partido promedia 103.6, pero la diferencia en récords es amplia. Los campeones tienen registro de 14-5 y los alicaídos laguneros 9-12.
No se parecen esos gallos.
Se pueden señalar miles de razones por las que la escuadra del Staples Center marcha de mal en peor. Su defensa deja mucho que desear. El sistema de Mike D´Antoni es para equipos atléticos y esa no es la principal virtud de los Lakers.
Entiendo que el dirigente tendrá que sacrificar ofensiva para que se haga un esfuerzo y se detenga más a la oposición, un verdadero freno que permita ganar partidos.
Ahora bien, no me parece que Kobe Bryant se comporta a la altura del líder que su dimensión amerita. Le faltan detalles claves.
Que sea el número uno en puntos en la NBA es un mérito que se reduce a cenizas cuando se habla de la verdadera meta que debe tener en agenda, que no es más que lograr la sexta corona de su cuenta personal y la 17 en la historia de la organización.
Para ello, el primero que debe salir a defender es el señor Bean Bryant, que dista mucho del jugador que ha sido seleccionado al primer equipo defensivo de la liga. Prefiero que meta 22 por encuentro, pero que su asignación defensiva encuentre resistencia para anotar. No como hasta el momento que se lo han comido vivo, en un plato que incluye hasta aguacate y digestivo para ayudar al paladar del contrario. Los defensas rivales andan a su antojo contra los Laguneros.
Quiérase o no, en los Lakers todo comienza con Kobe, quien tiene a Michael Jordan como ídolo. Que recuerde que su majestad era el primero en anotar, pero también el primero en defender.
