Dejando a un lado el uso de las herramientas tecnológicas de última generación, muchos de los políticos del patio lucen aferrados al viejo dogma basado en la premisa de que “la mejor defensa es el ataque” y por eso luce que han tirado el ancla en fechas que hace mucho que quedaron atrás, dándole así la razón a los que reclaman, como lo hacen incesantemente los grupos de la auto y ego-denominada sociedad civil, la presentación de propuestas y/o programas (calificados como “Proyectos de Nación” en forma pomposa y pretendidamente erudita).
No es que sus asesores técnicos, que todos los políticos tienen, no estén trabajando en los programas, muchos de los cuales siempre se quedan en el papel, sino que están modelados para el ataque cuando se hace necesaria la defensa.
La mayoría, para no decir todos, de los directivos de la partidocracia que nos gastamos, tiene un pasado que es presente en la confrontación hacia y por el poder. Unos menos malos que otros, más o menos incapaces, más o menos corruptos, pero con un más o menos que acusa y diferencia.
Ojalá en la defensa puedan obviarse los ataques, y que aunque presentemos virtudes versus defectos también los ciudadanos puedan medir capacidad ante improvisación, prudencia ante repentismo y visión de país ante tremendismo. Todos ganaríamos…
Sigue la puja
El tiempo avanza y los procesos internos de los partidos que se enfrentarán en las urnas en mayo venidero están culminando, pero hay heridas que se mantienen abiertas más de lo previsto y la puja intragrupal sigue. No me refiero a ningún partido de los mayoritarios en particular, porque en los minoritarios la lucha se da de otra manera. Veamos ejemplos: En Santo Domingo Oeste, ya se prevé que operarán dos comandos de campaña del PLD: uno institucional con Manuel Rivas al frente, y otro alternativo con José Andújar a la cabeza, ya que ambos grupos no se tragan.
Y otro caso, casi similar es en el PRD de Santo Domingo Norte, donde Papo López y otros tres “compañeros” se disputan el liderazgo y conducción de la campaña, mientras los vientos soplan para que la batuta la tenga el alcalde Francisco Fernández. Es que aquí, cuando hay más de dos no falta la confrontación. Buuueeenooo…
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