Las cosas del Botánico

El Jardín Botánico está de aniversario. Y ayer hizo una de las suyas con sus clientes de las madrugadas, los caminantes, a quienes les hace creer que forman un club que nunca se reúne, ni da más derecho que entrar por el pago de una tasa anual…

El Jardín Botánico está de aniversario. Y ayer hizo una de las suyas con sus clientes de las madrugadas, los caminantes, a quienes les hace creer que forman un club que nunca se reúne, ni da más derecho que entrar por el pago de una tasa anual para caminar. La dirección del Botánico sin previo aviso cerró sus puertas porque el personal iría a misa. Ni un cartel de 4 palabras: “El lunes estaremos cerrados”. O una circular el viernes. Los caminantes llegaron y tuvieron que irse, molestos. O caminar por ahí. Bastaba con que dejaran los guardianes habituales. Y la gente pudiera ejercitarse. Duele madrugar en vano. El Botánico debe respetar.

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