Ramón Alberto Font-Bernard fue un modelo de político que sabía “nadar y guardar la ropa”, capaz de argumentar una tesis en un periódico a favor del gobierno en la mañana y en la tarde escribir un editorial para la radio con ideas totalmente contrarias. Era de carácter reservado, casi tímido. Insinuaba y administraba sus silencios como arma política.
Además de la política, dominaba la historia y la literatura hispanoamericana. Sobre su conocimiento del alma nacional nos dice el inmenso Enriquillo Sánchez que: “no he conocido (…) mayor poder de clarividencia en ningún otro dominicano de ayer o de hoy. Usted ha convertido su país en oficio. Ha hecho un oficio de lo dominicano” (Carta Prólogo, Crónicas Elementales, pág. 5).
Font escribió mucho en la prensa nacional, en los últimos años de su vida en el periódico “Hoy”, donde tenía una sección denominada: “Sabatinas”, donde abordaba los temas más recurrentes para su fino intelecto.
Algunos de sus escritos fueron recogidos en el año 2000 en el texto: “Crónicas elementales”. Estos 43 trabajos periodísticos permiten ver la mirada acuciosa, el punto de vista interesante, la observación novedosa, el dato preciso y la comparación inteligente del autor, presentes en cada trabajo y, para mayores galas, todos con una limpia y sencilla redacción.
Su conocimiento de la historia, fábulas y crónicas del “Descubrimiento” lo vemos en las tituladas: “Las fabulaciones del descubrimiento”; “Los cronistas de las Indias”, “Unas precisiones”, “De regia potestate” y en el titulado: “La sobrecarga heredada”, donde hace suya, para nuestro país, la tesis del venezolano Francisco Herrera Luque de que “la sobrecarga psicológica y la abulia que incide en la conducta de la sociedad de su país es una tara originaria de los días del Descubrimiento y la Conquista de América (…) deriva de la constitución biológica de los conquistadores españoles” (p. 25).
La historia dominicana y nuestra relación con Haití las analiza en: “La territoriedad mutilada”; con Estados Unidos en:“Nosotros y el Destino Manifiesto” y “Aguas arriba en la Historia”. También incluye varios sobre la primera intervención militar norteamericana y la vida en la era trujillista: “El espejo del pasado”; “Trujillo y yo”, “Para la historia” y “Redactores de discursos, proclamas y mensajes”.
También, textos sobre “La sensualidad en la Biblia” y poesía, tanto “chapucera” como erótica. Así como temas de gramática, como el titulado “En torno a la letra eñe” (el cual repetía cada cierto tiempo en sus “Sabatinas”, yo debo tenerlo tres veces en mi breve hemeroteca).
Y, los que tocan temas culturales y literarios, desde García Lorca, hasta Rubén Darío –al que le dedicó más de un artículo-, Marrero Aristy, Vargas Vila, Juan Ramón Jiménez, Pedro Henríquez Ureña y, esencialmente y como tema recurrente siempre: José Martí.
Estas crónicas de Font son realmente: “Elementales”. Ojalá y se recojan todas las que publicó. Sería un interesante aporte bibliográfico, incluyendo aquellos trabajos donde aborda su relación con el doctor Balaguer, que inició en el trujillismo y, a quien dedicó al morir una sentida crónica titulada sabiamente: “Mi panegírico”.
