Las malas noticias

E n días pasados unas señoras hablaban de las noticias negativas que los periódicos publican. Una de ellas dijo que había dejado de ver noticias porque los periodistas solo publicaban tragedias, sin importarles que esas informaciones terminaran…

E n días pasados unas señoras hablaban de las noticias negativas que los periódicos publican. Una de ellas dijo que había dejado de ver noticias porque los periodistas solo publicaban tragedias, sin importarles que esas
informaciones terminaran arruinándole los nervios y la salud. En ese momento, pensé que era una injusticia esa acusación, aunque a veces en la redacción noto una gran inquietud cuando, muy avanzada la mañana, no se ha producido una noticia que valga la pena, es decir, una información que por su contenido atraiga la atención de los lectores.

Informar a los lectores, oyentes y televidentes de las informaciones que van aconteciendo en el país y alrededor del mundo, es la columna vertebral de los medios de comunicación, es su razón de ser. Los periodistas se formaron para informar de lo que pasa, para ofrecerle al público el panorama de los hechos que de una u otra forma terminarán impactando a la mayoría.

Este afán de informar, aun los hechos más sangrientos y despiadados que, en determinado momento, es capaz de realizar una persona, ha hecho que algunos ciudadanos culpen a los medios y a los periodistas de amargarles el día con esas noticias tan desagradables.

Por esta razón, muchos han optado por no ver noticias, porque todo lo malo que ven y escuchan en las emisiones informativas de la noche les trastornan el sueño y de una u otra forma alteran su salud emocional. Es injusto que la culpa recaiga sobre los profesionales de la comunicación, cuando en realidad es la sociedad en la que trabajan esos comunicadores la que no anda del todo bien.

Los medios de comunicación y los periodistas son un reflejo de la sociedad y es imposible que publiquen informaciones diferentes a las que ocasionan las personas con sus acciones.

Las buenas noticias, difícilmente ocupen la primera página, pero esto tampoco es culpa de los periodistas, es que la gente no se interesa por esas notas. Es importante recordar que tanto los comunicadores como el público son seres humanos, que es imposible para un comunicador, que ante todo es padre y madre, cubrir una tragedia en la cual un niño es la víctima, sin que le afecte. Todos somos hijos y hermanos de alguien y por eso es imposible ser indiferentes a ninguna tragedia humana.l

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