“¡Ay, mamá y papá, ustedes me dejaron el corazón partío!”

Los cuerpos de los esposos Jacobo Núñez y Ana Julia Martínez fueron sepultados ayer, uno al lado del otro, en el cementerio municipal de Manuel Bueno, en Dajabón.

Los cuerpos de los esposos Jacobo Núñez y Ana Julia Martínez fueron sepultados ayer, uno al lado del otro, en el cementerio municipal de Manuel Bueno, en Dajabón.
“Mamá y papá, gracias por todo, gracias, mamá y papá, pero me dejaron el corazón partío’… Ustedes saben que quiero decir muchas cosas, pero no me salen las palabras porque ustedes me dejaron el corazón partío’ ”, repitió una y otra vez, con la voz quebrada por el llanto Miledys Núñez, ante los féretros de sus progenitores.

La escena es indescriptible. Dos ataúdes blancos colocados a la par en el patio, más de 100 familiares y un mar humano que no sale del asombro, lloraron la muerte de los ancianos que fallecieron el domingo 29 de abril junto a dos de sus hijas y tres nietas en un accidente en el Bronx, Nueva York, Estados Unidos.

“Yo nunca lloro en velorio, pero al ver tanta gente llorando que ni siquiera de la familia son, y todos esos hijos velando al mismo tiempo a su papá y su mamá, le digo que se me salieron las lágrimas”, le comentó un hombre a otro al concluir una misa de cuerpo presente.

Los cuerpos fueron acompañados desde su vivienda hasta el camposanto por un mar humano y los toques de la banda de música del municipio.

El matrimonio Núñez Martínez dejó huérfanos 10 hijos: Mileys, Chea, Antonia, Nena, Gloria, Polín, Jacobito, Joselo, Sergio e Ignacio. Además de otros seis vástagos de Jacobo Núñez. También dejaron más de 60 nietos y 30 biznietos.

El enlace duró 65 años y se unieron cuando la mujer tenía 20 y el hombre 22.

“Nada pudo separar a mamá y papá, ni siquiera la muerte porque Dios los mandó a buscar juntos”, proclamó entre sollozos Aracelis, una de las nietas de ambos.

“Qué fue lo que pasó”
“¡Ay, mamá y papá; ay, Nelly; ay, Josefina; ay, Jazlin, Naily y Maily. ¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que pasó? Dios mío, ¿qué fue lo que pasó?”, el clamor resonó una y otra vez y salía de boca de los familiares que todavía se preguntan qué pudo provocar el accidente que se llevó siete miembros de su familia y marcó para siempre la vida de los demás.

Comunidad de luto
La tragedia, que ha conmocionado a todo el que la conoce, toca más de cerca los moradores de la comunidad La Jagua, de donde las víctimas son oriundas.

“Esa siempre ha sido una familia querida y respetada aquí, porque doña Julia y don Jacobo fueron gentes de trabajo que criaron a sus hijos de manera ejemplar”, dijo un acongojado Antonio Tejada. 

La familia agradece la solidaridad de la gente

 

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