Yiyo Robles se define como un artista libre e investigador, contestatario, humilde, bohemio, consciente, sano, rebelde ad vitam, con defectos y virtudes, pero con una definición clara de la vida, los valores, los principios, la familia y de Dios, como ejes primordiales de la existencia. Asimismo, dice que “Soy revolucionario y amoroso; una especie de entidad sincrética o artífice protagonista en diferentes disciplinas del arte y la cultura, registrado en la historia del arte de República Dominicana con el nombre artístico de Yi-yoh Robles, ese es mi emblema, mi sello y marca”. Nos comenta que esa identidad al intelectual se la debe al crítico y catedrático Faustino Pérez “que lo instituyó, a través de uno de sus libros en base a una reflexión de mi obra y del artista que soy, más todo lo que se desprende de mí como creador”.
¿Cómo define usted sus trabajos?
Mi obra tiene un carácter diferente en el nivel conceptual y de definición hacia mi pensamiento en constante dinámica y creación de conciencia, si no fuera así, sería un artista más del paquete, por eso ninguna obra mía se parece a la anterior o se repite; cada obra mía es un parto, que estimula mi alma afectando negativa o positivamente mi ser; pues mi obra es denuncia, impotencia, dolor, alegría, catarsis, alegoría, estímulo, paz y amor, nadie dirige mi obra, sino yo, por eso no trabajo en serie, pues no soy un artesano, aunque siento mucho respeto por este tipo de creadoras y creadores. A veces mi arte es anti arte. Trabajo en base a otro concepto. En mi carrera de más de 30 años he participado en más de 100 expo colectivas como partícipe y organizador con 13 expo individuales formales y cuatro informales que hacen un total de 17 exposiciones individuales. Mis obras están colocadas en diferentes colecciones nacionales e internacionales, no obstante, a no ser un artista que ha hecho de su obra un simple instrumento de compra venta o negocio, pues mi base conceptual me distancia un tanto del simple juego de oferta y demanda.
¿Qué considera del arte de hoy?
El arte de hoy no puede ser mera belleza, preciosismo o decoración, si fuera, no sería un instrumento de cambio o transformación, sería un proceso decadente e inútil. La mayoría de artistas hablan de números, medidas y formatos; más ese no es el arte trascendente, es eso arte decadente, repetición y alienación. Un artista no puede ser para la venta, aunque sí debe ser para vivir y subsistir, un artista de hoy no puede ser un mutante, un mercader, un artesano o un simple reciclador de cosas gastadas, debe de ser un espíritu renovador, innovador y poco complaciente; revolucionario, terco, rabioso y trascender más allá de lo cotidiano. Yo pinto y experimento de todo y me tardo mucho para exponer, pues la obra debe ser impacto y renovación, en base concepto, catarsis y sublimidad del alma.
¿Cuál fue su primera oportunidad?
Mi primera pintura la hice en la escuela en cuarto curso y la rompí, fui creciendo y haciendo cosas y las desechaba. Durante mi bachillerato pinté mi primer cuadro, el rostro de Cristo. Mi primera exposición, pues debo incluir ahí al pintor Tony Aristy y Elvis Avilés,. Nuestra primera muestra colectiva individual fue en La Sala Marcia Matos de la Emisora Radio Radio en el año 79 u 80.
¿Cómo define su trabajo?
Mayormente trabajo técnica mixta, utilizo la pintura y otros recursos, buscando texturas y formas, pegando y pintando, buscando concepto para que mi obra diga cosas y desafié al espectador y casi siempre lo logro. Mi método de trabajo es a base de la contemplación, investigación e innovación; mi obra mayormente es “Esculto Pictórica” con muchas escenas y planos, conceptualmente trabajada para el placer estético y la conciencia, a veces es choque, a veces contemplación, tranquilidad, a veces es desafío y a veces es simple.
¿Qué va a poder extraer el espectador que acuda a ver sus exposiciones?
Respuestas, reflexiones, choques, misterios, color, belleza, rareza, inquietud, quietud, placer, dolor, paz y muchas preguntas y respuestas que el artista debe dar, sin explicar jamás su obra, pues la obra siempre tendrá varios discursos y ópticas, no sólo la interpretación del artista, pues sería muy personal y egoísta en base a un solo discurso. La obra, no importa el estilo, tiene muchas interpretaciones y fuentes, muchos misterios y disyuntivas, muchas complejidades, si el artista no provoca al espectador a parte del placer estético, si no hay un desafío que remueva al espectador, lo que se ha hecho es un simple cuadro para la decoración y no para la reflexión.
¿Qué opina del crítico de arte?
El crítico cuando es artista, recrea la obra, la alimenta… pero cuando no es artista, la lleva a un plano meramente extra literario. El artista de hoy en día, aparte de hacer su obra a expensa solo de quien escribe, debe ir más allá de enfocar, evaluar también su propuesta, para hacerla más dialogante.
Desde tu óptica, ¿cómo ve esta industria en RD?
Siempre será muy compleja, hasta que no se cree una conciencia sobre la importancia del arte y la supervivencia de las y los artistas. En nuestro país no existe cultura de mecenazgo o estimulación per se a la labor creada, es muy asfixiante crear obras y venderlas a un precio de subsistencia o que se dañe en almacenes poco valoradas y respetadas. Hay una ley de mecenazgo técnicamente aprobada, pero infuncional, pues porque a muy pocas personas les duele eso no se experimentan o apropian políticas en ese sentido, los compradores y coleccionistas pagan muy poco y se apropian del usufructo del artista y su creación. Es la lógica de la oferta y demanda, y al artista es a quien le toca menos en ese rejuego a veces perverso y sabio.
Reclamo
Hay que promulgar leyes en beneficio de la creación artística y de sus protagonistas, que los artistas puedan colocar sus obras a beneficio de su bienestar y vida”.
Satisfacción
Creo que soy el pintor que menos ha negociado su obra, pero la que he vendido, me la han comprado con dignidad y bien pagadas”.
