“Soy la pionera del ‘dominican salon’”

Atlanta, Georgia, EE. UU.- Su arrojo, tenacidad y un ingenio natural son atributos que afloran al escucharle contar su historia; esa ardua pero fructífera suma de anhelos, altibajos e incontables jornadas “de sol a luna” que han sellado

Atlanta, Georgia, EE. UU.- Su arrojo, tenacidad y un ingenio natural son atributos que afloran al escucharle contar su historia; esa ardua pero fructífera suma de anhelos, altibajos e incontables jornadas “de sol a luna” que han sellado el éxito de esta laboriosa mujer oriunda de Dajabón, República Dominicana.Emprendedora, de actitud desafiante y armas a tomar ante los retos que le plantea la vida, su nombre es sinónimo de progreso en el ámbito microempresarial hispano, pero sobre todo de calidad, si de belleza se habla.

Se define como la pionera, “la primerita” que abrió por estos predios un “dominican salon” con la típica bandera de rojo, azul y blanco a la vista, para capitalizar la fascinación casi instintiva de las afroamericanas por las estilistas de Quisqueya, líderes irrefutables de ese segmento de mercado en Atlanta y buena parte de Georgia.

De todo esto, y por supuesto de sus “trucos” para seducir a su amplia clientela y mantenerse siempre a la vanguardia, habló Norma, la que sembró en tierra fértil lo que hoy muchas cosechan, y por eso quiere que las dominicanas microempresarias se unan para fortalecer la marca-país.

¿Desde cuándo eres estilista? ¿Cómo empezó todo?
Este ha sido mi único trabajo toda la vida. Desde pequeña me llevaron de Santo Domingo hacia Venezuela, allá hice varios cursos y estudié en academias de belleza. A los 29 me mudé a New York y hace doce años vine para acá con mi esposo; me gustó Atlanta, trabajé en un salón algunos años y de ahí me entusiasmé y puse el mío en el 2004. Entonces, aquí sólo había dos salones y otra dominicana que trabajaba con unos colombianos. Decidí abrir el salón y registré por primera vez en el estado el nombre “Dominican Hair Salon”.

¿Cuántos salones tienes en la actualidad y a cuánta gente empleas?
Ahora tengo tres negocios: dos salones y una peluquería. Uno está en Jonesboro (Condado de Clayton), la barbería en la avenida Jimmy Carter (Norcross) y éste aquí en Lawrenceville. Entre todos tengo 13 empleados. Me siento muy bien por el trabajo que hago.

¿El tuyo fue el primer negocio identificado como “dominican salon”? ¿No había ningún otro en Atlanta?
No, la pionera fui yo. De ahí en adelante todo el mundo empezó a ponerle “dominican” a los salones, pero yo, que fui la primera, no pude registrar el nombre con exclusividad, porque es el nombre de un país. Lo intenté, pero en fin, no pude. También fui la primera con una “dominican barber shop” para los hombres.

¿Qué te hizo pensar que tendrías éxito con esa denominación comercial?
Es que a las morenas, que son mi clientela en un 99%, les gusta como trabajamos nosotras; vi que ellas siempre buscaban el estilo dominicano, y me puse a escribir nombres. Me gustó Dominican Hair Salón by Norma, lo registré, me lo guardé bien calladita y abrí el salón. A partir de ahí fue que empezó a abrirse el nombre.

¿Y por qué las afroamericanas las prefieren a ustedes?
Por el sistema de trabajo, porque nosotras somos peluqueras de nacimiento. El pelo, por más difícil que sea, lo arreglamos bien. Para mí la única garantía es mi trabajo, por eso tengo clientes que vienen de Alabama, Savannah, Tennessee y la Florida.

¿Cuál es el secreto para tener clientes tan leales, por tanto tiempo?
Dar siempre el cien por ciento, el trato hacia la persona y ser profesional en tu trabajo, porque ahorita hay muchas peluqueras, cualquiera le pone “dominican” a su negocio y muchas no son dominicanas ni saben trabajar como nosotras.

¿Les afecta a ustedes las dominicanas esa situación?
Sí, y mucho. Porque, por ejemplo, nosotras pasamos el “blower” (secador) al natural, que el pelo queda lacio y no requiere plancha; ahora cualquiera, sobre wcan style”, pero maltratan el pelo usando la plancha. Están dañando un trabajo que ha costado mucho, desprestigiando el nombre y muchas dominicanas no valoramos nuestro trabajo, ni nos asociamos, y no podemos hacer nada, porque sin unión no hay nada.

¿Qué ha sido lo más difícil de este oficio en todo este tiempo?
Mantenerse, hay que trabajar mucho, ser consistente. Trabajo los siete días de la semana, casi no voy a fiestas, porque sólo sé a la hora que salgo a trabajar, pero no termino temprano. No ha sido fácil, pero luchando y con la ayuda de mi esposo he salido adelante, mis tres hijos son  profesionales, gracias a Dios.

Y de cara al futuro, ¿cuáles son los nuevos proyectos que tienes en mente para emprender?
Quiero expandirme hacia otros estados, porque ya Georgia está muy saturado, no sólo de salones dominicanos, sino de otras nacionalidades que no hacen ni la sombra del trabajo que hacemos nosotras las dominicanas. Yo siento que registré una marca para otros, ojalá nos pusiéramos todas de acuerdo a ver si recuperamos el nombre.

Quiere fortalecer la marca-país dominicana

Norma Then tiene 53 años, nació en Loma de Cabrera, municipio de Dajabón, en República Dominicana.

Hace ocho años tuvo la idea de instalar un salón de belleza en Atlanta, donde reside. Norma sigue apostando al futuro, a diversificarse para seguir triunfando en un entorno de crisis. Es defensora de la que considera una invaluable marca-país, cuyo prestigio debe preservarse por constituir el medio de vida de muchos y un nexo cultural intangible de los dominicanos.

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