Lecciones de estilo con humor

El estilo es una actitud dicen. Una generalidad que de repente cobra sentido cuando Iris Apfel (Astoria,…

El estilo es una actitud dicen. Una generalidad que de repente cobra sentido cuando Iris Apfel (Astoria, Queens, 1921) aparece en pantalla por primera vez. En la oscuridad barroca de su gran piso de Park Avenue en Nueva York aparece llena de collares y pulseras blancos y negros, primero, y naranjas después. “Estas son de Harlem”, dice. “Estas, ni me acuerdo, son cosas que he ido coleccionando toda mi vida”. A los 11 años adquirió su primer accesorio, hoy, a sus 93, sigue yendo cada semana a comprar y regatear en los bazares de Midtown, las tiendas africanas de Harlem o los mercadillos de Palm Beach. Fue precisamente cuando su colección de joyas se expuso en el Costume Institute del Metropolitan de Nueva York, en el año 2005, que esta mujer pasó de icono casi exclusivo de los neoyorquinos a un fenómeno internacional en el mundo de la moda.

El veterano director Albert Maysles ha seguido a Iris Apfel y su actividad frenética durante los últimos cuatro años. De su casa de Nueva York hasta el interior de habitaciones enteras que usa como armario para sus vestidos y chaquetas de Dior, Versace o Lanvin; de su casa casi museo de Palm Beach a las pasarelas. El resultado de centenares de días de grabación es el divertido, humano y glamuroso documental Iris, estrenado esta semana en el Festival de cine de Nueva York. La confirmación de que el estilo es una actitud.

“El estilo es curiosidad y sentido del humor”, dice Apfel hacia el final del documental, poniendo palabras a lo que el espectador lleva viendo durante una hora. Dos cualidades que le faltan a los diseñadores de hoy en día, asegura ella, que sacrificó tener hijos con su marido Carl (que cumple 100 años en el documental) por su curiosidad. “Quería una carrera y quería viajar”, dice. No quería repetir la experiencia de su madre que paró su vida profesional, como dueña de una boutique, para cuidarla.

Sin embargo, Sadye Barrel, su madre, ha sido su inspiración toda su vida. De ella aprendió la importancia de los accesorios. “Cómprate un sencillo y buen vestido negro, que luego puedas transformar como quieras”, les dice a un grupo de jóvenes en los almacenes Century 21 en Nueva York. Y a partir de ahí, hay que improvisar. “Yo lo comparo con la música jazz”, explica de su arte para combinar joyas maxi que nadie más que ella puede imaginar.

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