Un nuevo episodio, aunque bajo el mismo manto, está a punto de iniciar en la historia gubernamental del país. El presidente Leonel Fernández deja un legado interesante a su compañero de partido, el presidente electo Danilo Medina, quien prometió “corregir lo que anda mal, continuar lo que está bien y hacer lo que nunca se ha hecho”. De momento, el presidente Medina, elegido por los dominicanos el pasado 20 de mayo, no ha dicho quiénes conformarán su próximo gabinete, ni de las primeras medidas a ejecutar en su mandato que se inicia el próximo 16 de agosto.
Mientras tanto, el legado de ocho años de Fernández es amplio y está basado en un fuerte dinamismo a la política exterior del país, en las megaobras de construcción y en una falta de mano dura, con algunos de sus ministros acusados de corrupción. Aunque, todavía queda pendiente, desde hace más de cincuenta años, la solución definitiva del problema de la energía eléctrica y el agua potable a todos los sectores del país.
Una promesa de solución que hizo Fernández muchas veces, y en donde los problemas no han dejado de sucederse, es con las empresas y plantas de energía.
Fernández ha cumplido con su propósito de que “a través de sus obras lo conoceréis”. Un hombre sabio y audaz, que se ha dedicado en sus años de gobierno y en estas últimas semanas a un sinnúmero de inauguraciones por doquier.
Obras necesarias y otras que no aportan mucho están siendo unauguradas, mientras el pueblo continúa esperando un aumento del 4% del PIB para la educación del país. Sus construcciones son una clara señal para el 2016.
Medina tiene por delante el deber de recomponer la imagen desgastada del partido de cara a la sociedad, establecer un plan de ejecución distinto a lo ya conocido, tener mano fuerte, y trabajar para que los derechos que reclama el pueblo que lo eligió, sean respondidos.
