Leonel de chiste

Conversando en privado con el presidente Leonel Fernández es usual descubrir su vena de buen humor, con el aderezo de comentarios circunstanciales de la política, que es su vida y pasión, aunque en público tenemos en él al sopesado, estudioso…

Conversando en privado con el presidente Leonel Fernández es usual descubrir su vena de buen humor, con el aderezo de comentarios circunstanciales de la política, que es su vida y pasión, aunque en público tenemos en él al sopesado, estudioso y conceptualizador. Por eso, llamó la atención que hace unos días, en una actividad pública en Nueva York, El Príncipe hiciera acopio de su sentido del buen humor al recibir un presente que se informó le era entregado con motivo del día del padre, aunque tardío. Leonel, al recibir el obsequio causó hilaridad en la concurrencia cuando señaló: “Agradezco con toda sinceridad y mucha emoción este presente con motivo del día del padre, pero no se atrevan a decirme por eso ¡llegó papa!”. Las carcajadas y aplausos no se hicieron esperar…

¡Qué asfixie!

Las figuras públicas, sean políticas, empresariales, del espectáculo y/o de la comunicación, deben asimilar y entender que su vida privada deja de ser privada desde el momento mismo en que se hacen figuras públicas, y que, en consecuencia, son objeto y motivo del interés de la colectividad, que a través de los medios de comunicación y de los periodistas busca enterarse de todo cuanto atrae su atención siendo noticia. Hago tal preámbulo en razón de que no quiero se hieran sensibilidades porque pase a revelar que un importante funcionario del gobierno, alto dirigente por demás del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sea la comidilla del momento en los comentarios under cover de la crónica rosa ante los informes de su inminente divorcio, pero su más inminente matrimonio con una rimbombante doncella que se dice no alcanza los dos tercios de la edad del funcionario y político. Lo que se resalta es que la aún esposa del personaje en cuestión ha sido su compañera de décadas y que su nueva compañera “lo tiene de vuelta y media”, lo que en la jerga pueblerina se califica de “asfixia´o como un perro bolo prieto”. Y en este caso, calvo. Dejemóslo de ese laigo, porque si me atacan sigo, …digo …digo. ¡Je, je, je…!

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