La leyenda de Tarzán

Christoph Waltz y Samuel L. Jackson, son las estrellas, y los personajes más atractivos sin los cuales no habría más que bobadas para entretener adolescentes, Jackson hace un personaje con nombre de George Washington (bastante irónico),…

Christoph Waltz y Samuel L. Jackson, son las estrellas, y los personajes más atractivos sin los cuales no habría más que bobadas para entretener adolescentes, Jackson hace un personaje con nombre de George
Washington (bastante irónico), es un negro hijo de esclavos africanos que vuelve al África de sus ancestros en una misión que choca con la realidad que vive. Una muy buena secuencia de acción da inicio al filme y que da el tono de las acciones dramáticas a lo largo de la trama con el personaje icono de Tarzán, una fábula creada por un escritor inglés hace un siglo: John Clayton es hijo de aristócratas ingleses perdidos en la selva africana a finales del siglo XIX.
Después de sus muertes, John es adoptado por una manada de simios parecidos a los gorilas, los “mangani”, estos le llaman “Tarzán”, que en maganí significa “piel blanca”. Tarzán tiene destrezas físicas, puede brincar desde los árboles, fluctuar por las lianas y es apto para retar a cualquier animal salvaje o amenaza; asimismo, también tiene un gran nivel de habilidad mental. El filme ofrece un equilibrio entre drama y acción bastante bien ajustado para el cine comercial. En este filme se presenta a John Clayton, Tarzán, en Inglaterra, lejos de la selva, a la que regresa como diplomático, y en su retorno se inicia la batalla fabulada entre los reinos de Bélgica e Inglaterra. Es una muy buena treta narrativa que logra expresar las acciones imperiales de la época en la colonización de África. En apuro informativo del personaje elige contar quién es Tarzán como si fuera un biopic, con bien marcados flashback. Pero lo hace con afanosa estilización de los personajes lo que tiene un resultado insípido y sin vida propia. De soslayo dirige el estereotipado discurso imperial y racista hacia el orgullo británico en que los blancos civilizados salvan de sí mismos a los pueblos. Y es un paño de fondo bastante atractivo en la puesta general escénica: la invasión imperial que saqueó recursos y culturas. Ideológicamente, Tarzán es la viva representación de un ideal de la condición humana, lo más elevado en integridad física en un cuerpo de campeón olímpico. El resto de los personajes, como siempre suelen ser, son arquetípicos, planos, sin tridimensionalidad, obvios, son apoyos dramáticos del héroe, side-kick aplicados a la trama.

H HH Género: acción, aventura. Duración: 110 minutos.

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