Lo viejo vuelve y vuelve

Inferida del comportamiento histórico, Occidente es híbrido cultural del mesianismo tribal hebreo, la barbarie gótica y romana, y la visión tecnológica, científica y artística de los helenos. Los pueblos occidentales han exhibido visiones y…

Inferida del comportamiento histórico, Occidente es híbrido cultural del mesianismo tribal hebreo, la barbarie gótica y romana, y la visión tecnológica, científica y artística de los helenos. Los pueblos occidentales han exhibido visiones y convicciones de superioridad étnica e ideológica que transmiten a otras culturas mediante la agresión bélica, imponiendo valores, fines, organización, ideología, lenguaje, cultura y tecnología, mientras usurpan propiedad, trabajo y bienestar del invadido.

Es rasgo permanente y común de esta cultura que ha expandido fronteras por un imperialismo que transfiere bienestar y riqueza desde la nación intervenida, actuación legitimada por decisiones o acuerdos de repartos instalados por quienes no tienen derecho ni autoridad para repartir.

Para 1479 se produce la primera repartición moderna con el Tratado de Alcaçovas-Toledo que ratifica a Portugal el contenido de tres tratados anteriores que le entrega a Guinea y sus minas de oro, las costas africanas hasta Cabo Verde y las islas descubiertas y por descubrir al oeste de las costas africanas, a excepción de las Canarias, única concesión hecha a España, como regalo de la cúspide de la iglesia católica que no era dueña de la geografía del planeta.

Al retornar Colón de su primer viaje, el catalán Rodrigo de Borgia, ascendido al papado como Alejandro VI, reconoció para España, en 1493, las tierras al oeste de una línea meridiana que incluía a Canarias y todo lo que luego se llamó el Nuevo Mundo. No satisfecha, Portugal renegoció directamente y acordó con España en Tordesillas, 1494, la división de lo desconocido con la frontera movida hacia el oeste, correspondiéndole así parte del Brasil y el territorio al este del meridiano límite, regalo que no satisfizo a los demás países europeos, aunque Inglaterra, Holanda y Francia luego arrebataron principalmente a España algunas posesiones.

Durante el tercer cuarto del siglo XVIII el imperialismo europeo entra en crisis con la revolución americana de 1776, la francesa de 1789 y la haitiana de 1796, amparadas en la declaración de derechos universales del hombre, eligiendo sus protagonistas resucitar la república como garantía de expresión de tales derechos y como organización política del Estado.

Como rasgo cultural, el imperialismo se mantuvo vivo como puede inferirse de la conducta de los republicanos, creyentes de su verdad, por tanto del derecho a imponer ideología y organización a los demás. Francia moviliza tropas para suplantar monarquías con gobiernos republicanos. Estados Unidos se expande primero hacia el sur, una geografía económica y culturalmente diferente, luego hacia el oeste arrebatando a México la mitad de su territorio y mas tarde hacia el Caribe y Asia. Haití invade y ocupa la recién proclamada nación independiente del Haití Español.

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