Los calendarios de este año, bellísimos, nos llegan con todas las especificaciones habituales. Días feriados, que a todos encantan, ayudan para programarnos y hasta para celebrar cómo caerán esas 24 horas de encanto. Pero ninguno trae las estaciones de la Luna, que tanto estiman y valoran la gente que siembra y pesca, que según cultura y tradición, son tan importantes para decidir cuándo y qué sembrar, o cuándo tirar las redes al mar. Y pensar que ya nadie imprime el “Almanaque Bristol”, con sus informaciones astrológicas y su santoral que sirvió para nombrar a tantos sujetos poco agradecidos. Las calendas modernas nos dejan huérfanos de lunas.
Los calendarios
Los calendarios de este año, bellísimos, nos llegan con todas las especificaciones habituales. Días feriados, que a todos encantan, ayudan para programarnos y hasta para celebrar cómo caerán esas 24 horas de encanto. Pero ninguno trae las estacione