Los descalificados por su doble moral

La doble moral es una deformación de la personalidad y un vicio que corroe al ser humano; es una herramienta que comienza en el pensamiento…

La doble moral es una deformación de la personalidad y un vicio que corroe al ser humano; es una herramienta que comienza en el pensamiento como una mentira que persigue un fin, como una perversidad que a medida que se repite logra transformar una mentira por más inicua que sea en realidad, en una verdad. Algunos, lamentablemente se salen con la suya, a otros le sale el tiro por la culata.

Cuando se habla de doble moral se está hablando de que la sociedad en pleno puede estar en peligro, porque cuando un ciudadano actúa con doble moral solo está dando un terrible ejemplo. Y quienes tienen esa doble moral creen que todo el que lo rodea es un tarado que no tiene inteligencia.

Todos los que ejercen la doble moral se creen eso de que el pueblo dominicano no tiene memoria y revestidos por una impunidad reprochable pontifican a diario atreviéndose a criticar lo mismo que ellos hicieron cuando tuvieron el más mínimo chance, apostando con la más absoluta falta de pudor a la desmemoria.

Aquellos que cuando tuvieron la oportunidad de ser simplemente ciudadanos proactivos, eficientes y decentes, en su momento y sin ningún tipo de miedo, se enriquecieron peor que el más ladrón de todos los ladrones.

Tan rápidamente que al terminar sus días en ese gobierno de turno, solo atinaron a apearse rápidamente de los lujosos carros y yipetas en las que andaban y asustados como si los quemaran, aparentaron –enfriándose- que volvían a ser lo que eran, los muy pelafustanes.

Ellos caminaron a pie queriendo que todos los vieran, ofrecieron la más triste imagen de su doble moral, ahora vuelven a ser más papistas que el Papa y solo me hacen recordar a ese personaje de la imaginería dominicana que es María Gargajos. Solo los famosos escrúpulos de María Gargajos explican a esta suerte de farsantes, amenazantes algunos, otros envalentonados en tiempos electorales, dispuestos a llegar hasta la última de las consecuencias en cada ambiente, apostando siempre al olvido y menospreciando al pueblo que los observa. Están debidamente identificados.

Ellos, los descalificados por su doble moral, circulan por ahí sin que nadie les haga caso, porque, en realidad, convertidos en ruidosas urracas parlanchinas han perdido el norte y han dejado de ver que si es verdad que somos tontos, no somos tantos.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas