Diarrea, vómito, dolor y anemia crónica son algunos de los indicadores de que un niño tiene parásitos, lo que afecta su salud y limita su asistencia a la escuela.Las infecciones por parásitos intestinales ocurren en todo el mundo y son transmitidos a las personas por medio del contacto con el suelo, vegetación, comida y agua contaminadas con materia fecal, que contiene los huevos de los parásitos. Después de que las personas han consumido los huevos sin darse cuenta, o que las larvas de los parásitos intestinales provenientes del suelo han penetrado su piel, las larvas viajan por varias vías hasta los intestinos, pudiendo vivir varios años en la persona dependiendo de su especie.
Los parásitos intestinales afectan más que nada a niños y ejercen un impacto negativo durante las primeras etapas de su desarrollo porque causan diarrea, vómito, dolor y anemia crónica, que hacen que los niños falten frecuentemente a la escuela y tengan un mal rendimiento cuando logran asistir a clases. Estas infecciones también limitan el crecimiento físico, tanto en términos de peso como de estatura porque los parásitos roban a los infantes el hierro, las proteínas y otros nutrientes vitales. Además, a menudo, pueden llegar a tener menos apetito.
Se estima que hay mucho más casos de infecciones por parásitos intestinales que de VIH/ SIDA, tuberculosis y malaria juntos, por lo que para este año el programa ¡Chao Lombriz! de Pfizer pretende desparasitar a 20 mil niños de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Costa Rica y República Dominicana. Aquí en el país más de dos mil niños de las Escuelas Quisqueya en la comunidad El millón y República de Panamá del Ensanche Ozama, fueron desparasitados. Desde su creación en el 2007, ¡Chao Lombriz! ha ayudado a más de 70 mil niños que viven en zonas en riesgo social, con poco acceso a agua potable y servicio de alcantarillado.
