Una de las principales demandas de la sociedad dominicana en el ámbito económico y social es la necesidad de establecer los mecanismos mediante los cuales los sectores productivos puedan generar más y mejores empleos.
El nuevo presidente electo, que ha de asumir el poder el 16 de agosto, tiene de un lado la demanda de reducir los gastos del Estado y del otro la presión que implica el alto nivel de desempleo. Si ha de reducir el gasto público, no puede ser por el lado de la nómina pública, al menos en principio, debido a que eso presionaría aún más la tasa de desempleo en el país.
Por eso, el presidente electo, Danilo Medina, mientras era candidato, puso mucho énfasis en la promesa de crear los incentivos necesarios a los sectores productivos, especialmente a la pequeña y mediana empresas, para que demanden más puestos de trabajo y así contribuir de manera directa con la reducción de la pobreza.
Pero, ¿cómo se pueden crear incentivos para los sectores productivos en momentos en que se requiere un pacto fiscal tendente a generar más ingresos para cubrir el déficit fiscal del Gobierno?
Ese ha de ser uno de los principales desafíos del presidente Medina, pues es una realidad el hecho de que la falta de oportunidades de empleos tiende a incrementar la desesperación de los ciudadanos, especialmente de los jóvenes, que se sienten tentados a incurrir en actos delictivos. Pero además, el clima actual de negocios, sumado a la carga tributaria que pesa sobre las empresas y los costos marginales, hacen difícil que puedan generar nuevos empleos formales.
Danilo Medina se tomó varios años para analizar a profundidad los problemas que afectan a la República Dominicana y las formas para resolverlos o al menos paliarlos. De lograr revertir la tasa de desempleo y crear condiciones para nuevas fuentes de trabajo, sería más que suficiente para reconocerlo como un buen mandatario al término de los próximos cuatro años.
