Luego de 48 años, Luther King tiene un monumento

Fue un momento clave de la historia estadounidense: el activista por los derechos civiles Martin Luther King apareció el 28 de agosto de 1963…

Fue un momento clave de la historia estadounidense: el activista por los derechos civiles Martin Luther King apareció el 28 de agosto de 1963 en las escaleras del monumento a Abraham Lincoln, que un siglo antes había abolido la esclavitud, ante casi 250.000 personas que le seguían en su lucha contra la separación radical y que aplaudieron sus mágicas palabras: «I have a dream», tengo un sueño, gritó a la multitud, un sueño de igualdad para todas las personas.

Casi cinco décadas después de ese discurso que cambió el mundo, el defensor de los derechos civiles asesinado en 1968 por un francotirador blanco, volverá para siempre al lugar de la aparición por la que será siempre recordado. Y es que los estadounidenses dedicaron a su más importante luchador contra el racismo un monumento de diez metros sin parangón, junto al monumento de mármol de Lincoln.

Presidiendo la escena, la imagen de King se levanta majestuosa en una montaña de granito de color arena, con los brazos cruzados ante el pecho. Mira serio, pero bonachón a la estatua vecina de Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores del país, que declaró la igualdad como uno de los pilares básicos de la nación.

En una superficie del tamaño de varios campos de fútbol con 185 cerezos se sitúa también un muro donde están grabadas 14 citas del hombre de imponente palabra. 120 millones de dólares (83,2 millones de euros) costó el conjunto de la obra, financiado a través de donaciones.

27 años después de la primera idea, 15 años después de que el Congreso estadounidense diera su aprobación y casi cinco desde el inicio de la construcción, el monumento será inaugurado oficialmente este domingo. Y será Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos, el encargado de ofrecer el dicurso de apertura.

Muchas barreras raciales siguen siendo dolorosas en el país pero todos coinciden en que ahora, con el monumento en honor de Luther King en el National Mall, en el corazón de la ciudad, algunas se han superado gracias al primer monumento de este tipo dedicado a un negro.

También ha provocado rechazo que la imagen de un hombre negro haya sido tallada en piedra casi blanca, algo que el arquitecto que dirigió las obras, Ed Jackson explicó alegando que si no, no se vería bien.

Sin embargo, lo que más críticas desató es que el artista no fuera estadounidense. La obra fue diseñada y esculpida por el escultor chino Lei Yixin, que ganó la selección entre 900 instituciones. Jacson estaba totalmente impresionado por la capacidad de Lei de trabajar grandes bloques de granito.

«En Estados Unidos no hacemos cosas así», dijo. Y con su equipo de diez personas esculpió en su taller de China la obra durante años y la envió por partes a Washington en un viaje por mar que duró 47 días.

«Sería fantástico si hubiera sido elegido un escultor afroamericano», comentaba el columnista de «The Washington Post» Courtland Milloy, decepcionado por la elección. Lei está al parecer influido por su entorno comunista, señalaba. Y parte del monumento recuerda a las imágenes de Stalin, como el traje que lleva King o su mirada de acero. Y Milloy no es el único que tiene esa opinión.

Lei no pudo soportar esas críticas, vertidas durante años, y respondió con dureza, posiblemente como lo haría King: «¿Al fin y al cabo él no soñó siempre que las personas no serían juzgadas por su color de piel?»

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