La magia del lenguaje corporal

El cuerpo habla aunque no nos demos cuenta, miente, seduce, dice la verdad, agrede y mucho más. Cuando hablamos con alguien, sólo una pequeña parte de la información que obtenemos de esa persona procede de sus palabras. Los inv

El cuerpo habla aunque no nos demos cuenta, miente, seduce, dice la verdad, agrede y mucho más. Cuando hablamos con alguien, sólo una pequeña parte de la información que obtenemos de esa persona procede de sus palabras. Los investigadores han estimado que entre el 60 y el 70 % de lo que comunicamos lo hacemos mediante el lenguaje no verbal; es decir, gestos, apariencia, postura, mirada y expresión.Olga Consuegra, escritora y reconocida especialista en comunicación efectiva,  y autora del libro “Las claves del éxito, comunicación efectiva”, explica que el len- guaje corporal es el proceso de transmitir información a través de nuestro cuerpo. Dice que en la manera en que colocamos la cabeza, respiramos, gesticulamos o nos desplazamos de un sitio a otro, la posición de nuestros ojos, en cada uno de nuestros movimientos, hay un mensaje. “Este es un lenguaje que no tiene una estructura sintáctica pero sobre él recae el arte marcial de la comunicación partiendo de que la boca puede mentir pero el cuerpo casi nunca lo hace”, explica.

Lo primero que tenemos que saber es que el 55% del impacto de nuestra comunicación recae sobre el manejo del lenguaje corporal, el 38% restante sobre el tono y la modulación de la voz y solamente el  7% en el contenido de lo que se dice.  Esta cifra es sumamente débil sobre todas las cosas porque si no está en sintonía con nuestro cuerpo se distorsiona el mensaje.

Consuegra  explica que el 45% de los  contratos de negocios dejan de cerrarse por un “estrechón” de manos. Si te acercas demasiado a una persona, oprimes con fuerza o con extrema debilidad sus manos durante el saludo, si eres incapaz de mantener el contacto visual o mueves un pie incontrolablemente mientras la otra persona está hablando, influye considerablemente a la hora de tomarse en cuenta una propuesta. “Si no prestamos atención y estudiamos de forma consciente el manejo de nuestro lenguaje corporal, no podremos sacarle muchos beneficios a nuestro cuerpo. Te pongo otro ejemplo: Presta atención a los discursos, entre ellos los de los políticos,  muchos están escritos de forma brillante, se utilizan las palabras casi perfectas, sin embargo, no causan impacto porque quien los lee no sabe manejar el lenguaje corporal y la gente presta más atención a lo que dice su cuerpo que a lo que escucha, esto corrobora el refrán popular de que “una imagen vale más que mil palabras”.

Para consuegra la persuasión se considera un método de influencia social, es un intento de guiar a una o más personas a adoptar una idea o actitud determinada, es una estrategia que bien empleada ofrece mejores resultados que la coacción. No se puede persuadir o convencer a alguien si no se está en el mismo nivel de comunicación, la cual  no fluye si una persona está de pie y otra sentada, si se le habla de espaldas o te aproximas demasiado a tu interlocutor, si se comienzan a dar palmadas reiteradas en el hombro de quien te escucha, todo esto conspira contra la persuasión. La comunicación efectiva funciona a nivel corporal cuando las personas se parecen las unas a las otras, se sientan en igual posición, simulan sus movimientos (esto se hace en forma inconsciente en la mayoría de las veces) y cuando la comunicación fluye y es perfecta se llega incluso a respirar al unísono.

Pueden ser positivos

La comunicación  no verbal puede incidir de manera  positiva en los demás  si la misma es efectiva,  creando automáticamente el llamado “rapport”  o empatía.

En cambio,  si está mal utilizada provocará rechazo. Hay que recordar que lamentablemente solo se tiene una oportunidad para causar una primera impresión, si tu lenguaje corporal no va a tono con lo que deseas,  no obtendrás los resultados que buscas. “Pero definitivamente podemos  sacarle provecho a nuestro lenguaje corporal  para ello tenemos que aprender  cómo trabaja nuestro cuerpo y cómo refleja la comunicación, para ello es necesario ante todo conocer cuál es nuestro sistema de comunicación, saber si somos personas visuales, auditivas o cenestésicas pues nuestro cuerpo responde en forma diferente a un sistema de comunicación con el que venimos codificados genéticamente, aunque por profesión podemos llegar a dominar dos pero nunca los tres”, explica la experta.

Gestos que pueden ser vistos como una mala señal

Una mala señal es lo que puede distinguir en un momento dado a una persona o situación determinada, es una especie de marca dura que produce un efecto negativo, son como símbolos que en la comunicación bajo determinado contexto pueden hacernos perder credibilidad. Por ejemplo cuando estás hablando y miras al techo o a la punta de tus zapatos, eso significa poco dominio del tema;  cuando las personas comienzan a frotarse las manos como si se las lavaran denotan ansiedad, nerviosismo; pasarse reiteradamente los dedos por la nariz se conoce como el “Síndrome de Pinocho”, esto refleja que la persona está mintiendo. Llevarse las manos a la cabeza en forma brusca denota desesperación, darle vueltas a un anillo, frotarse el lóbulo de la oreja, pasar el pelo (en el caso de las mujeres) de un lado a otro de la cabeza, todo esto trasmite información que influye en la respuesta que recibiremos por parte de nuestro interlocutor. No olvides que la comunicación no verbal o lenguaje corporal forma parte de ese anillo encantado, lo que dices con tu voz o con tu cuerpo, provocará una reacción inmediata.

¿Se pueden modificar los gestos? Consuegra dice que sí, y pone como ejemplo el miedo escénico , esa persona que no puede dominar el temor de hablar ante un grupo o multitud de personas, su cuerpo refleja automáticamente el nerviosismo, la ansiedad. Se comienza a sudar, aumenta la frecuencia respiratoria, la persona comienza a mover las manos intentando darse apoyo a sí mismo, hay una contractura en los músculos del cuello, el temor se hace evidente. El miedo escénico es controlable, la gestualidad también lo es.

¿Podemos decir que los gestos se aprenden? De acuerdo con la experta el ser humano aprende muchas cosas por imitación. En el caso de los niños aprenden a caminar más rápido si están entre un grupo de niños que ya caminan, de la misma forma la gestualidad juega un rol importantísimo en el día a día de cada persona, ella devela nuestra personalidad, nuestro carácter, e incluso a través de el patrón de movimiento de nuestros ojos y de las micro expresiones del rostro podemos conocer la respuesta de una persona mucho antes de que abra la boca. La gestualidad forma parte del lenguaje corporal y es la piedra angular dentro de la comunicación. Aunque desde sus orígenes el ser humano utiliza la gestualidad como parte de su comunicación, el manejo del lenguaje corporal se ha comenzado a estudiar a través de la programación neurolingüística desde hace un par de décadas.

La mirada puede delatar

Unas de las cosas que hay que aprender a reconocer sobre el lenguaje corporal son  las emociones que  está sintiendo la persona. Tenemos que saber si se siente triste o feliz, si está enojado, si siente desprecio, asco o sorpresa.  Los ojos, son la mejor herramienta para percatarse de ello.

Nuestros ojos son como el mouse de nuestra computadora personal, cuando deseas una información mueves ese mouse, pinchas un icono y sale la información, ese es el principio básico del movimiento o patrón de movimiento ocular que cambia de una persona derecha a una zurda.

Cuando se hace una pregunta las personas mueven sus ojos por fracciones de segundos antes de emitir una respuesta, y de acuerdo a la posición que estos ocupen podemos  conocer si nos mentirán o no. Los ojos dicen mucho y con frecuencia nos referimos a ellos como las “ventanas del alma”.

Para dominar el lenguaje corporal

Olga Consuegra considera que para aprender a dominar el lenguaje corporal, para que este no nos traicione en momentos importantes, lo primero y más importante es tener motivación, lo segundo es estar dispuestos a desaprender para aprender nuevas formas, ese es el principio básico de la programación neurolingüística, es el único requerimiento para la Comunicación Efectiva. No importa la edad que se tenga, el sexo, la condición del individuo, pero sí importa su motivación y sobre todo el deseo de alcanzar la excelencia mediante su propio lenguaje verbal y no verbal.

Se puede llevar un traje de marca, conducir un vehículo último modelo, usar el perfume más costoso, las prendas más caras, pero cuando abrimos la boca y comenzamos a hablar y a gesticular, todo desaparece y queda ese ser humano descubierto y desnudo a través de sus palabras y del movimiento de su cuerpo. Mientras más dominemos la comunicación nos convertiremos en la mejor tarjeta de presentación de nosotros mismos.

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