Enclavado entre los sectores de clase media Las Praderas, El Millón y Los Restauradores, se encuentra el populoso barrio de nombre indígena: Manganagua.Pese a no estar tan arrabalizado como otros sectores que han crecido como pequeños asentamientos dentro de lugares residenciales del centro de la ciudad, las precarias condiciones económicas de muchos de sus moradores lo convierten en un barrio vulnerable.
Un factor que contribuye a que exista menos hacinamiento es la gran cantidad de vías de acceso al sector, como las calles Antonio Guzmán Fernández (Privada), Manganagua, Respaldo Manganagua, Guacanagarix, Tamboril, Hatuey, Padre Vicente Llaval, Primera , Segunda y Tercera.
También el Callejón de Macondo, Semillero Primero, Semillero Segundo, La Sajona, Semillero el Bolsillo, La Chorrera y sus 20 callejones, Proyecto, Respaldo Proyecto, Prolongación Hatuey, Francisco Prats Ramírez y Olegario Tenares.
Manganagua limita al norte con la Francisco Prats Ramírez, al Sur con la 27 de Febrero, al Este con la Privada, y al Oeste con la Caonabo.
Víctor José Reyes, uno de los fundadores del barrio, sostiene que en el año 1968 los terrenos que hoy ocupan viviendas y negocios estaban cubiertos por montes y espinas. “Yo fui quien trilló la calle K hasta la llave pública que puso Juan Bosch, por un conflicto que tuve con un militar que quería ponerle el nombre de su esposa y para evitar conflictos pusimos un nombre neutral”.
Necesidades
Residentes del sector refieren que los servicios básicos como agua, electricidad y recogida de basura son aceptables.
No obstante, en el caso específico de la energía eléctrica, ésta es suministrada a través de cuatro circuitos distintos, lo que hace que, contradictoriamente, mientras en una calle hay un apagón a una cuadra esté iluminado.
Entre los factores que más afectan a Manganagua está la delincuencia, según resaltan los vecinos, quienes dijeron sentir temor y desprotección.
“En las entradas del sector, ahora mismo hay unos jovencitos que viven aquí mismo que cogen y te atracan, la Policía debería poner más asunto en eso”, sostuvo Yunior Reyes, quien reside en el sector desde hace 45 años.
Entre los puntos vulnerables de Manganagua se encuentra la parte conocida como La Chorrera donde las continuas inundaciones afectan a sus residentes cada vez que llueve.
El sector cuenta con escuelas, liceos, biblioteca, iglesias, clubes deportivos y culturales, así como una gran variedad de comercios y talleres automotrices.
El deseo de superación de sus residentes ha contribuido a que el sector continúe urbanizándose de manera progresiva y con el paso de los años sus condiciones han mejorado.
