Muchas familias dominicanas y de otras nacionalidades en cuyo seno uno de sus miembros ha sido víctima del Alzheimer podrían sentirse retratadas en la obra Más fuerte que el olvido, de la escritora Jeanne Marion-Landais, hija conspicua de la oligarquía de San Juan de la Maguana, quien pese al enfoque familiar e intimista con que plasma su texto, logra que la lectura fluya con un interés universal.
Milcíades Mesa es el abuelo, quien diferente al de Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, vive en lo personal el olvido que padeció Macondo como conglomerado. La propia autora describe su trabajo como “un relato personal”, cuyo centro, “aunque a veces se pierda, es la trayectoria de las emociones que suscitó en mí el acompañar parcialmente la progresión del deterioro mental de mi abuelo”.
Todo profesional de la psicología daría crédito a la prologuista Silvia Montes Jorge, gerontóloga, al afirmar que en las tragedias y dificultades de la vida se valora más “ese aliado tan importante que es la familia, la red de apoyo inmediata de estos pacientes”.
En tanto que, otro sanjuanero, el filósofo David Álvarez Martín, revela que en su familia vivió experiencias parecidas a las de Jeanne, para concluir en su presentación resaltando el papel de los abuelos como referencia amorosa del individuo más allá de los padres. El presentador define la “abuelidad” como un proceso que “enriquece mutuamente a los abuelos, los padres y los nietos”.
En tiempos como los que vive República Dominicana y el mundo, libros como Más fuerte que el olvido constituyen un aporte al rescate de ese “paraíso perdido” que es la familia en los patrones de la llamada posmodernidad.
Un mensaje subliminal permanece como un latido pertinaz en cada página de Más fuerte que el olvido, como queriendo decir que sentimientos como el amor y el aprecio familiar, superaron la memoria perdida del abuelo.
