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Nueva vez se pretende hacer cargar sobre los hombros de la población las consecuencias del despilfarro, el derroche, los excesos, los innecesarios…

Nueva vez se pretende hacer cargar sobre los hombros de la población las consecuencias del despilfarro, el derroche, los excesos, los innecesarios funcionarios, la corrupción, los viajes presidenciales y en general la vida del “Jet Set” que tantos llevaron en los gobiernos del presidente Leonel Fernández. La propuesta de reforma fiscal de la manera en que ha sido planteada, parece el camino más fácil para sus ideólogos, pero sin dudas es el más difícil para los dominicanos que se darán el trago amargo gracias a los que gozan y han gozado sin medida de las mieles del poder.

Lo que se pretende es una reforma que es todo menos integral. La inclusión en ella de algunos aspectos cruciales como eliminar la exención del Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) a una gran cantidad de bienes hasta ahora exentos, incluyendo ciertos alimentos, amenaza con afectar aún más las condiciones de vida de los sectores de medios y bajos ingresos de la República Dominicana.

En la actualidad el ITBIS es un impuesto progresivo, puesto que exige mayor contribución a quienes más ganan. Sin embargo, con la propuesta en cuestión esto puede cambiar y convertir el ITBIS en un impuesto de tipo regresivo en el cual, en la práctica, los que más tendrán que tributar serían aquellos que reciben menos ingresos. Incluso, ciertos estudios que desde hace años reposan en los archivos del Ministerio de Hacienda han revelado que el incremento de la proporción de los ingresos destinados al pago del ITBIS, debido a un aumento de la base del tributo, sería sustancialmente mayor para los quintiles de menores ingresos, lo que beneficiaría a los sectores más ricos.

Se trata de un mamotreto poco creativo que pretende entre otras cosas penalizar el entretenimiento con impuestos como el 10% al servicio de televisión por cable, limitar el acceso a Internet, castigar el titánico esfuerzo que conlleva poder ahorrar en este país y en general un proyecto de cargas mal distribuidas que nueva vez impactarán a sectores que no tienen cuota de responsabilidad alguna en el gasto público que creó el déficit fiscal.

Lo triste de todo es que en este nuevo intento de primero tapar un agujero y luego ocuparse del gasto, los actores siguen siendo los mismos, ya que el equipo económico responsable de este desastre fue ratificado prácticamente en su totalidad en este nuevo gobierno. Y yo insisto, aunque el director de la orquesta sea distinto, ni loro viejo aprende a hablar, ni se cambia con lo mismo.

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