El domingo 14 de junio del 1959, cerca de las 6 de la tarde, arriban a Constanza los 54 guerrilleros llegados desde Cuba en un avión C46, versión militar del DC3, simulando pertenecer a la Aviación Militar Dominicana (AMD). Aunque el destino original eran las llanuras de San Juan de la Maguana por razones tácticas y por los preparativos que el Gobierno de Trujillo había hecho para dificultar cualquier aterrizaje de nave hostil a su nefasto régimen, tomaron la decisión en pleno vuelo de tocar tierra en Constanza, entendiendo que eran condiciones más favorables para la misión. Como jefe político venía Enrique Jiménez Moya y como jefe de los asesores militares cubanos, Delio Gómez Ochoa, quien fuera jefe mayor del 4to frente oriental de la revolución cubana a cargo de las operaciones de los llanos de Oriente en esa isla.
Estos jóvenes, venidos de todos los núcleos del exterior, con escaso entrenamiento de guerrillas, afrontaron dificultades casi desde el mismo desembarco, fueron la parte que llegó por vía aérea de un plan que incluía dos embarcaciones: la Carmen Elsa con 96 expedicionarios y la Tinima con 48, para totalizar 144. Para los dominicanos de esa época la palabra “invasión” se hizo de uso cotidiano y ello porque para Trujillo era sumamente importante demostrar que se trataba de una acción armada del Gobierno cubano y no una aventura del exilio dominicano con notable ayuda de gobiernos desafectos. Los que no cayeron en desigual combate azuzados por el hambre, bombardeados y perseguidos por perros, campesinos y tropas, fueron capturados y muchos fusilados en la base aérea de San Isidro, sometidos a torturas y vejaciones.
Los dominicanos apenas conocemos detalles de esa aventura de afanes libertadores. La dictadura se ocupó de desinformar, desfigurando la estatura de los que ofrendaron su vida por liberar la patria y por desmerecer a los que sobrevivieron. Mucho se ha escrito sobre esta gesta heroica con justos reconocimientos, pero nunca será suficiente para pagar la deuda de gratitud con los que sembraron, una vez más, la semilla de la libertad. Mayobanex Vargas, último de los sobrevivientes dominicanos cuyas honras fúnebres son precisamente hoy, en Bonao su pueblo natal; Delio Gómez Ochoa, por citar algunos de los pocos que sobrevivieron. Los del 14 de junio labraron su condición heroica y son acreedores del respeto y admiración. El fracaso militar se convirtió en triunfo político y social, como el título de los testimonios del comandante Gómez Ochoa, en La Victoria de los Caídos. Mayobanex logró eludir la tenaz persecución del ejército, por su fortaleza y destreza de campesino conocedor de las lomas. Su entrega negociada con José Arismendy Trujillo (Petán), hermano del dictador y “cacique” de Bonao, a más de la necesidad del régimen de mostrar prisioneros vivos, les aseguraron la vida. En Mayobanex, loor a todos esos titanes de la libertad…
