¡Prosigo al blanco! Fueron las enérgicas palabras que brotaron de la pluma del Apóstol Pablo a los feligreses de la iglesia Filipense. Su acertadísima decisión es un eco potente que todavía hoy sacude a millones de almas comprometidas con su meta. A veces estamos muy solos con nuestros sueños, o muy acompañados de los enemigos de ellos, pero fuimos diseñados para ser “¡más que vencedores”! Los factores predisponentes en la vida de San Pablo estuvieron a la orden del día, pero su férrea determinación a ver la gloria de Dios se fue desarrollando como un gigante que enfrentó los más inesperados sabotajes.
Proseguir al blanco es volver a luchar, pero mejor que la primera vez, sabiendo que Dios y tú son mayoría y por ello, ¡mayoría gana!
