Mayweather, demasiado para Canelo

NUEVA YORK.-  Con la exhibición  ofrecida la madrugada del 15 de septiembre, ante Canelo Álvarez, Mayweather Jr  escribió otra  página dorada en su historial profesional.

NUEVA YORK.-  Con la exhibición  ofrecida la madrugada del 15 de septiembre, ante Canelo Álvarez, Mayweather Jr  escribió otra  página dorada en su historial profesional.Con este nuevo  triunfo,  pronosticado por  los  expertos – echando  a un lado a los oráculos y al fanatismo-, surge la obligada pregunta: ¿Quién será la próxima víctima?

He planteado la posibilidad  de que el invicto púgil estadounidense pelee con el filipino Manny Pacquiao. Desde hace varios años  Bob Arum, presidente de Top Rank, busca que se dé tan reclamado combate. Cuando Pacquiao estaba en su momento, casi se pacta una pelea con Mayweather.

Pero no se concretaron  negociaciones. Cada uno tomó otros caminos. Pacquiao volvió a enfrentar, dos veces, a Juan Manuel Márquez.

Mayweather, ante varios vulnerables rivales -incluido Márquez-, no dejó dudas de su estelaridad. Hay que esperar, es mi criterio, que Pacquiao derrote a Brando Ríos el 23 de noviembre. Si eso ocurre, y pienso que sí, que nadie descarte que Pacquiao y Mayweather suban al cuadrilátero y celebren otra millonaria pelea.

Una jueza irresponsable

No debo dejar sin criticar a la señora JC Ross, la inefable jueza que vio empate  (¿?) la pelea Mayweather-Canelo Alvarez.   Cuando se informó que Ross dio empate, se produjo un asombro que retumbó entre los más de 19 mil fanáticos que atestaron el MGM. Mayweather propinó una pela de guantes.

 Los otros dos jueces  votaron  117-111 y 116-112.

La prensa de Estados Unidos criticó la desfachatez de la señora Ross. Ella es una vergüenza para el boxeo.  En efecto, el diario  Daily News calificó el puntaje de  Ross como “una vergüenza para el deporte”.

 Ross es la misma  que ya había causado antes una fuerte controversia al otorgar a Timothy Bradley una victoria por decisión sobre Pacquiao. La victoria de Mayweather debió ser unánime. Por la ineptitud de la señora Ross, tras su decisión bochornosa,  no fue así. ¡Qué barbaridad!

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