Medioambientalistas mortales

1ro. La Observación Presidencial al Proyecto aprobado por el Congreso que declaraba Parque Nacional a Loma Miranda ha puesto en evidencia lo necesario del extraordinario programa que en el ámbito educativo propicia el Presidente. Este programa,…

1ro. La Observación Presidencial al Proyecto aprobado por el Congreso que declaraba Parque Nacional a Loma Miranda ha puesto en evidencia lo necesario del extraordinario programa que en el ámbito educativo propicia el Presidente.
Este programa, que como es lógico hace énfasis en la educación primaria y secundaria, debe extenderse a algunos órganos específicos, como al Congreso, por ejemplo.

Que dichos señores ignoren la Constitución pasa, si, pasa, pero que desconozcan elementales reglas de convivencia civilizada como pensar antes de hablar o decidir, o hacer su trabajo sin la excusa de que ya otro lo hizo por ellos, no esgrimir reglas obsoletas, entre otras, ya eso es mucho.

Ya sé que no debo pedirles que entiendan de leyes, pero para eso, antes, ambas Cámaras tenían consultores jurídicos que las asesoraban; si ahora los tienen, deben exigirles que cumplan su función y así evitarle a los legisladores hacer más el ridículo.

Finalmente, que los congresistas se atropellen detrás de la última moda popular, con miras a elecciones y votos, es su derecho, necesitan comer, pero eso no debe estar reñido con un mínimo de racionalidad y respeto al cargo. Ese afán es el que no les dejó ver que ese adefesio que enviaron al Presidente entra en contradicción con la Constitución, con el derecho de propiedad, con la seguridad jurídica de los contratos, con el principio de racionalidad. (Bueno esto último se lo excuso, es mucho).

No hay dudas de que este tema ambiental ha resultado mortal para la reputación del Congreso. Están a tiempo de alejarse del populismo y tomar en serio los temas cruciales para la nación.

2do. Por otro lado, es notorio que los insultos más procaces contra la persona del Presidente por la Observación al proyecto aprobado, provinieron de dos activistas “políticos” metidos a curas de la Iglesia católica. Esos señores están fuera de control per se y de la organización a la que dicen pertenecer. Exhiben un comportamiento propio de fanáticos.

Y hablando de intolerantes e intransigentes, toda esta discusión sobre Miranda ha servido para delimitar claramente la intención de diferentes grupos de ecologistas: aquellos, equivocados o no, pero genuinamente interesados, y los izquierdistas huérfanos ahora refugiados en el ecologismo y el medio ambiente.
El primero a veces exagera, no escucha mucho pero es necesario como contén a los excesos contra la naturaleza; merecen respeto, estamos obligados a escucharlos, analizar sus razones y esforzarnos porque escuchen otro parecer diferente y alcanzar puntos de avenencia.

Los del segundo grupo, viejos izquierdistas huérfanos que se niegan a aceptar su nueva realidad y cambiar, la defensa de la ecología y el medio ambiente no son más que una coartada para regresar a su vieja ideología y accionar pasado. En tal sentido, esta “lucha”, cumple para ellos dos papeles: les da figuración pública y volver contra los que creen sus tradicionales enemigos: la libertad y la libre empresa. Son ecologistas mortales. Como recurso efectista, suelen arroparse con la bandera, y no tienen ningún interés en el diálogo y la avenencia. “Ahora los rojos son verdes”.

Es importante esta distinción y no meter a todos en un mismo saco, solo así se puede diseñar una estrategia de comunicación y acción que beneficie la nación.

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