Los medios y periodistas obramos bajo esquemas predeterminados por factores que a decir de algunas escuelas definen el concepto de noticia. Entre ellos uno denominado “notoriedad”. Y ese factor suele conducirnos a lugares comunes en el manejo de los contenidos.
Por ejemplo, la infanta Cristina es una mujer casada, con una vida. Los hechos que la arrastran junto a su esposo Iñaki Urdangarin Liebaert no tienen nada que ver con su padre Juan Carlos, que era el rey, ni con su hermano, Felipe, que es el actual rey de España. Lo que haga o deje de hacer Cristina es de su incumbencia.
¿Qué responsabilidades tienen sus parientes? Pero la notoriedad los arrastra. Es el caso de Euclides Gutiérrez Félix y su hijo Pedro José Gutiérrez Nova. No se habla de él sin decir “el hijo de Euclides Gutiérrez Félix”. Ayer, en ese afán enfermizo, lo designamos (a su hijo) superintendente de Seguros. Una de esas barrabasadas que salen en los periódicos, pero que nosotros no pasamos por alto. Pedimos excusas por tanta levedad.
Los médicos deben escuchar
Nos hemos pasado un largo período apoyando los reclamos reivindicativos de los profesionales, sobre todo, los maestros y los médicos, pero hemos cuestionado los métodos que utilizan, en particular, las huelgas.
Ahora no se trata sólo de las huelgas. Estamos ante una situación especial: La emergencia global decretada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante la presencia del zika en una amplia gama de países, una verdadera pandemia.
Con mucho respeto, sin ánimo reprobatorio, queremos insistir en que la realización de huelgas ahora, con el panorama que se cierne sobre la salud, no es prudente.
Ese parece ser el sentir de la población, que como siempre es la que más sufre. Ayer, elCaribe digital realizó la siguiente encuesta: ¿Apoya el paro que efectúan los médicos en demanda de mejores salarios y otras reivindicaciones? El 62.2% de quienes respondieron la pregunta dijo que no. El 32.8% dijo que sí. Es comprensible.
Los médicos no pierden si suspenden las huelgas. El gobierno puede contribuir a un cambio de actitud si una vez más los llama al diálogo.
