La Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), con sus unidades de distribución, transmisión, hidroeléctricas y administrativas, movilizan en conjunto alrededor de US$2,500 millones cada año (unos RD$97,500 millones), que mejor contados podrían rondar los RD$100 mil millones, entre subsidios y recaudos.
No existe en República Dominicana una institución del Estado que de manera individual movilice esa cantidad tan extraordinaria de dinero en un año. Incluso, en el sector privado, deben ser muy pocos los grupos empresariales con tal capacidad económica.
Pero además de la cantidad extraordinaria de dinero que manejan las empresas eléctricas estatales, con la CDEEE a la cabeza, se trata de un mercado en crisis, donde cada vez se presentan más necesidades y es preciso prestarle atención constante a su operatividad financiera.
Si hay algo positivo que se le puede reconocer a la actual administración de las empresas eléctricas del Estado, es que se logró despolitizar a su interior. La administración actual no está creando plataformas políticas ni cuotas de poder.
Es seguro que con la asunción al poder del nuevo presidente Danilo Medina han de producirse cambios de funcionarios en casi todas las instituciones del Estado.
Para el caso energético, lo ideal es que el presidente Medina instruya y advierta de antemano a quienes han de administrar la CDEEE para que no se vuelva a convertir en un centro de operación política. Para que ese mercado se maneje con criterios técnicos administrativos, de forma que se pueda dar continuidad a un proceso de mejora, tanto del servicio eléctrico como de la operatividad económica, a los fines de hacer a ese mercado menos deficitario y lesivo para las finanzas del Estado.
Las entidades estatales tan delicadas como el mercado eléctrico deben ser dirigidas por administradores, que si bien han de ser políticos, no deben confundirse en los objetivos de sus funciones.
