Yo había llegado a mi casa, cansado, abrumado y sin deseo de seguir la faena diaria. Me acosté en el mueble de la sala y le dije a mi hija Franchesca Dominga que me pusiera el abanico porque iba a dormir un rato.
A las cuatro y media de la tarde me trasladé a mi modesta oficina -que tengo en mi apartamento- para revisar las noticias del día.
Pero cuando abro el digital de elCaribe, me da de frente el rostro de Mickey Mena y la infausta noticia de su muerte. ¡Oh qué tragedia!
¿Qué ha muerto Mickey Mena? Esa muerte me recordó a la ida de mi inolvidable amigo y colega José Oscar Fernández quien falleció el 26 de diciembre de 2012. Una muerte muy desgraciada.
Ahora Mickey, un ciudadano responsable, impoluto, buen amigo, con ética, solidario, excelente padre y esposo, se nos ha ido.
Mis ojos lagrimosos
José Antonio Mena, el joven colega de la crónica deportiva, hijo de Mickey Mena, escribió una emotiva carta. La leí inextenso. Mis ojos estuvieron lagrimosos.
“Tú sabes mi viejo –dice la misiva- que nada será igual sin ti, no sé cómo voy a trabajar sin tenerte a mi lado. Qué duro fue entrar a tu oficina y ver todas las fotos y reconocimientos que recibiste por tu trabajo. Sacar tu ropa para tu entierro como cuando me decías que te sacara un traje, una camisa y una corbata bonita para ir a trabajar o para una ocasión especial. Esta pérdida es irreparable. Danos fuerza papi y tú, nuestro amado Dios, para poder seguir viviendo sin tus llamadas, sin pasarte a buscar para irnos a trabajar, hacer una diligencia, salir a pasear, salir de viaje, sin tu cariño, sin tu amor y sin tu presencia física”.
Sintetizo: ¡Qué realidad tan dura la que hoy vive la crónica deportiva dominicana con la desaparición de este gran hombre!
Paz eterna para Mickey Mena.
