Porque me considero un periodista de ideas firmes, con un pensamiento incólume, ratifico lo que escribí hace unos meses y que también he comentado por televisión: Juan Manuel Márquez le teme a Manny Pacquiao.
Le teme al filipino como “el Diablo a la cruz”. Hago la reiteración tras el informe (oficial) de que JM Márquez enfrentará al pugilista estadounidense Timothy Bradley.
Esta pelea, en la que se disputará el título welter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), será montada el 12 de octubre en el Thomas & Mack Center de la ciudad de Las Vegas, Nevada.
Bob Arum, flamante presidente de la poderosa promotora Top Rank, es el organizador del combate, el cual ya comienza a ser publicitado.
El capacitado pugilista mexicano tiene la esperanza de que ante Bradley pueda lograr la conquista de su quinta faja mundial, que sería una singular proeza.
Márquez, el ocho de diciembre del pasado año, logró su más alta hazaña en su larga carrera profesional, al noquear, de manera fulminante, a Manny Pacquiao.
Un grandioso triunfo que obtuvo “por la suerte que lo acompañó en un segundo”. Porque apenas faltaba un segundo para terminar el fatídico sexto asalto.
En el contragolpe, en un segundo, llegó el recto corto que le asestó Márquez a Pacquiao quien fue al piso para no levantarse.
Pero, ¿por qué ya no más?
¿Por qué Márquez no aceptó la oferta hecha por el propio Arum de que fuera a la quinta pelea con Pacquiao?
¿Por qué Márquez obvia ganar una bolsa de 20 ó 22 millones de dólares en un quinto pleito con Pacquiao?
¿Por qué prefiere como rival a Bradley y no a Pacquiao?
¿Por qué prefiere ganar menos de diez millones de dólares (en su combate con Bradley) y no más de 20 con Pacquiao?
Son preguntas que deberían ser formuladas por periodistas mexicanos, paisanos de Márquez.
