A mis seguidores de Twitter y las compras por Internet

La semana pasada escribí sobre el efecto que las compras por internet están haciendo sobre el comercio organizado. El artículo generó muchas reacciones en mi cuenta de Twitter y para aclarar muchas de las preguntas he decidido escribir del tema…

La semana pasada escribí sobre el efecto que las compras por internet están haciendo sobre el comercio organizado. El artículo generó muchas reacciones en mi cuenta de Twitter y para aclarar muchas de las preguntas he decidido escribir del tema de nuevo. No tengo nada en contra de las compras por Internet siempre que las condiciones de impuestos sean las mismas, es una ventaja de la tecnología que no puede obviarse.

Lo que sucede es que cuando las condiciones son diferentes para el mercado local que para las compras por esta vía, se crean mercados informales que no generan empleos y cuyos beneficios se quedan fuera del país. No circulan los pesos, ni se crean efectos multiplicadores internamente.

En esta gráfica se puede apreciar que mientras en Brasil las compras aumentaron 1.94 veces, en México 2.34 veces en Chile apenas crecieron, Venezuela 1.57, Colombia 2.30 veces, República Dominicana 3.53 veces, Perú 2.22 veces, Panamá 2.69 y todo el resto de Centroamérica 4.77. No hay discusión de que nos llevamos el primer lugar.

Pero esta vez el propósito del artículo es dar una idea porque muchos de mis seguidores en Twitter hacían comparaciones de precios entre los que compraban por Internet y el precio en el mercado local. Por muchos años se tuvo la impresión de que el comercio abusaba con los precios. No discuto esto, cuando éramos una economía cerrada los precios internos eran altos y la calidad no era la mejor, pero nuestra economía en pocos años se ha convertido en una de las economías más abiertas de la región, lo cual sin duda ha beneficiado el consumo y al consumidor. Sobre la calidad de los productos hay que recordar que todo viene de China no importa donde se compre y que igual como puede haber comerciantes inescrupulosos los hay en Internet, con la desventaja de que cambiar el producto se hace más difícil o muchas veces imposible.

Algunos de mis seguidores en Twitter comentaban sobre los grandes márgenes que tienen los comerciantes y es algo que quiero demostrar que no es cierto.
Lo primero es que hay que pagar un 38% de impuestos en aduana, transporte y gastos de la aduana al comercio. Del precio de venta un 13% va para pagar los alquileres de los locales, salarios un 10%, depreciación un 25%, agua, luz, teléfonos y material gastable un 6%, publicidad un 2%, gastos financieros que incluyen la comisión de venta a los empleados un 4%. El total del gasto de un comercio totaliza sobre la venta un 60%. Con esto queda claro que los beneficios son escasos y el que dude que vea el programa de Nuria sobre la cantidad de comercios tradicionales que han cerrado sus puertas.

Por último para aquellos seguidores de mi cuenta en Twitter que entienden que esto lo hago para defender los negocios comerciales que tengo, les puedo asegurar que los puedo cerrar mañana sin más inconveniente que el dolor de los puestos de trabajo que se perderían. Muchos no entienden en este país que se puedan defender causas justas, que no todo se hace por un interés particular.

Por muchos años he defendido causas donde no tengo nada que ver, más que el bien común; y con razón Einstein decía: “No pretendamos que las cosa cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’”.

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