El mito de los Padres de la Patria (1)

Aunque médico de profesión, los aportes de Juan Isidro Jiménez Grullón a la sociología dominicana, tanto por la variedad de temas que abordó, como por la profundidad y calidad literaria de sus escritos, lo colocan en el más alto sitial de nuestros&

Aunque médico de profesión, los aportes de Juan Isidro Jiménez Grullón a la sociología dominicana, tanto por la variedad de temas que abordó, como por la profundidad y calidad literaria de sus escritos, lo colocan en el más alto sitial de nuestros sociólogos en todo el siglo XX.

“El mito de los Padres de la Patria” (Editora Cultural Dominicana, S. A., 1971), es una recopilación de artículos publicados en la revista AHORA, en el año de 1969, como parte de una polémica sostenida por el autor con “los señores C. Sánchez y Sánchez (nieto-biznieto de Francisco del Rosario) y R. Lugo Lovatón”, sobre la tríada de los Padres de la Patria. De paso ratificamos un dato conocido: era un extraordinario polemista, quizá el más agudo que ha tenido el país.

El origen de la tríada.
Para el Dr. Jiménez Grullón el origen de la tríada de Padres de la Patria se debió a maquinaciones de la clase política de la época, motivadas en intereses de clase o familiares, que concluyeron con la aceptación de la misma por parte del gobierno de Ulises Hereaux. Esta “fue un instrumento político urdido y consumado por la burguesía conservadora (…) a espaldas del pueblo”, (p. 87).

Debido a “la indiferencia pública y una acción propagandista constante, directa o indirectamente, (que) han dado fuerza de verdad a lo que es una colosal mentira”. (p. 88).

Durante toda la Primera República no encontró en sus investigaciones datos sobre la tríada, solo se hablaba de Duarte. Luego, en abril de 1875, durante la segunda administración del Gral. Ignacio María González, cuando se trasladan los restos mortales de Sánchez, desde San Juan de la Maguana a la Capital, empiezan a celebrarse diversos actos donde unen el nombre de Francisco del Rosario al de Duarte.

Hasta entonces no había “tríada”, toda la propaganda giraba en torno a la pareja Duarte-Sánchez.

De su lado, los restos mortales de Duarte fueron traídos al país desde Caracas, Venezuela, durante el primer gobierno del presidente Heureaux, el 27 de febrero de 1884. Y los de Matías Ramón Mella, fueron exhumados en el cementerio de Santiago y trasladados a la Capital, también por Lilís, el 27 de febrero de 1891. Pero, la pugna seguía siendo entre Duartistas y Sanchistas.

El primero propuesto por los nacionalistas integrales como José Gabriel García, el segundo por Santanistas y anexionistas, como Manuel de Jesús Galván.

Dentro del gobierno de Lilís el principal defensor de Francisco del Rosario Sánchez, y quien era un firme colaborador del régimen, era Juan Francisco Sánchez, hijo del “mártir del Cercado”. Quien afirmó que “sería más conveniente dejar unidos e igualados en la tumba a los que quisieron ser iguales e inseparables en la vida”, debido a que Sánchez había sido “primero en la gloria y el primero en el sacrificio”. Razones con las que quería asimilar la estatura prócera de su padre con la de Duarte.

La discusión concluyó con la “Resolución No. 3392, del 11 del mes de abril de 1894 –refrendada por el Poder Ejecutivo el 17 del mismo mes-“, legalizando la tríada, al afirmar que “Mella, Duarte y Sánchez merecen, por virtud de la principal participación que tuvieron en la propaganda y realización de la idea redentora, pasar a la posteridad, conservando en ella la personificación del ideal patriótico que confundió a los tres próceres en una aspiración común y única: la de la emancipación política de la familia dominicana (…)”.

El anecdotario cuenta que Lilís, de eficaz olfato político, reunió a las partes en pugna y sentenció: “No me muevan el altar, porque se me caen los santos”.
(Continuará) l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas