El presidente Danilo Medina dijo este domingo en su natal San Juan, donde acudió para reiniciar sus ya famosas visitas sorpresa, que el nuevo período que está por iniciar será el del agua.
Es una repetición de un discurso de campaña, pues el 23 de abril de este año dijo en La Vega lo siguiente:
“Este será el cuatrienio del agua, ahora vamos a trabajar para almacenar agua de la manera que sea, con presas, con terraplenes, con pozos, y con el manejo del agua lluvia. Tenemos que trabajar para almacenar el agua para las próximas generaciones, porque nos toca la responsabilidad de trabajar en esa dirección planificando con el sector agropecuario para que no falte agua para la producción ni para generar electricidad para todo el país”.
Ayer el director de Comunicación de la Presidencia, Roberto Rodríguez Marchena, reafirmó que esa será una de las divisas del Presidente en este nuevo período. Es muy sabido que habitantes de las provincias Bahoruco, Barahona e Independencia del Suroeste tienen más de cincuenta años reclamando la presa de Monte Grande para regular las aguas del Yaque del Sur durante el paso de los huracanes y para almacenar agua.
El presidente Danilo Medina prometió esa obra durante varias campañas; en 2014 dio un primer picazo y un empuje a los trabajos. Pasados los días, la obra ha corrido a un oscuro destino, al cual el gobierno no se refiere. Su financiamiento está atado a la empresa brasileña Andrade Gutiérrez, que no logró que el Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social (BNDES) de Brasil desembolsara US$249 millones. Imagínese ahora con la crisis que sacude a Brasil, que en nada es extraña a esa compañía.
Si de verdad el presidente Medina apostará en los próximos cuatro años al agua, debe empezar por esclarecer la situación de Monte Grande, tan importante para los pobladores del Suroeste.
Monte Grande es una magnífica oportunidad para Medina en esta nueva etapa. Debe reiniciar los trabajos que él empezó con mucha pompa.
