El Monumento a Montesinos espera por su remodelación

De servir de guarida de vagabundos y delincuentes, las terrazas del monumento de Fray Antón de Montesinos pasaron a ser almacén de hojas de cinc, madera y arena.

De servir de guarida de vagabundos y delincuentes, las terrazas del monumento de Fray Antón de Montesinos pasaron a ser almacén de hojas de cinc, madera y arena.El proyecto de transformar ese espacio en una plaza de cultura aún no se concreta.

Mientras las autoridades se deciden a remozar el monumento a Montesinos, la hierba crece libre por los orificios de la escultura del fray de la orden de los Dominicos que defendió los derechos de los taínos.

A la entrada del monumento, erigido en el Paseo Presidente Billini, justo donde termina la avenida George Washington y empieza la avenida Francisco Alberto Caamaño Deñó, dos miembros de la Marina de Guerra hacen guardia.

A la derecha, un letrero con pintura desgastada informa que la Secretaría Administrativa de la Presidencia tiene a su cargo el remozamiento de la obra.

Ya dentro de la edificación, hojas de cinc y trozos de madera que hasta hace unos cinco meses bordeaban la plaza, se apilan en los salones oscuros y polvorientos ,distribuidos en los tres pisos que hay que subir hasta llegar a la escultura.

Algunas paredes se observan recién pintadas, pero otras acusan el deterioro producto de filtraciones y descuido. Escalones rotos y falta de lámparas también deprimen el escenario de la plaza.

Los guardianes aseguran que se está trabajando en la reestructuración del monumento, pero no se observan obreros ni materiales de construcción que den fe de esas afirmaciones.

Mañana se cumplen 500 años del día en que Montesinos pronunció su sermón en el que pedía a los españoles trato justo para los aborígenes.

En 2008 el Ayuntamiento del Distrito Nacional anunció que convertiría el lugar en un centro cultural. Nada se ha hecho. El área verde que colinda con el mar Caribe se rehabilita con frecuencia para ofrecer conciertos.

Gobierno de México está dispuesto a cooperar

La Embajada de México, país que donó el monumento en 1982, reiteró su disposición en colaborar para que sea restaurado y funcione como una plaza cultural.

Informó a elCaribe que del 16 al 20 de enero próximo viene al país el arquitecto mexicano y restaurador colonial, Carlos Flores Marín, para evaluar la obra. Flores Marín trabajó en la construcción del monumento.

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