No fue sólo lo que dijo sino cómo lo dijo. El acento firme, asertivo, categórico y digno de la respuesta del presidente Danilo Medina al señor Ralph Gonsalves ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, supuso para la nación un estímulo emocional poderoso, para reforzar nuestro valor y nobleza como pueblo caribeño, los que algunos han pretendido regatearnos, maliciosamente, tras la sentencia 168 del Constitucional. Las emociones se contagian.
El entusiasmo o la falta de éste en el líder, impacta el espíritu del grupo que conduce. Medina se la jugó y venció. Su improvisado pero certero discurso ha apuntalado la moral del país tanto en su soberanía como en su probada humanidad. ¡Enhorabuena! l